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FÚTBOL SALA | COPA INTERCONTINENTAL

Falcao: “Como Pelé, no necesité ir a Europa para triunfar”

Alessandro Rosa Viera ‘Falcao’ es quizá el jugador más importante de la historia del fútbol sala. Una leyenda que repasó con AS su carrera.

DohaActualizado a
Falcao, la estrella del fútbol sala.

—Explíqueme por qué el jugador con más balones de oro (cuatro) nunca ha jugado en Europa.
—Para mí siempre fue importante jugar en Brasil, donde nunca me han faltado ofertas y patrocinadores. Sí que recibí propuestas en su momento de España (Polaris Cartagena, Playas, Inter…) y Europa, pero siempre que valoré irme, no me compensaba. Ni deportivamente ni financieramente. Estoy en mi país, donde siempre me he sentido muy querido y me han hecho sentir como un ídolo. Y sí que alguna vez parecía que por no jugar en Europa no se me valoraba tanto, pero Futsalplanet (web que entrega el balón de oro del fútbol sala), aunque votan la mayoría de gente que está en Europa, aun así me premiaron en cuatro ocasiones. Si jugase fuera quizá habría ganado alguno más, pero esa no era mi prioridad. Además, en los Mundiales podía demostrar mi nivel con respecto al resto de países.

A usted le han llegado a llamar el ‘Pelé del futsal’. Pues también se parece en eso, en no haber ido a Europa.
—Ese es un buen ejemplo. ¿Quién le va a reprochar a Pelé que no jugó en Europa cuando tiene tres Mundiales y ha marcado más de 1.000 goles? A mí me pasa lo mismo, que aunque no fui para allá luego sí demostré en los Mundiales y fui reconocido como el mejor. De todas formas yo puedo decir lo que quiera, son mis números los que hablan por mí.

—¿Estará en este Mundial de septiembre en Colombia?
—Sí, me estoy preparando para ello. Tengo 39 años y sé que ya no soy el jugador de 2008 o 2012, pero creo que aún puedo aportar al equipo. Un Mundial es una competición diferente, donde puedes ser el mejor jugador de España o Brasil y luego no rendir en ella. Porque allí lo importante es que los minutos que estés en pista sean de calidad. Yo creo que aún puedo salir 8, 10 o 12 minutos y aportar mucha experiencia, que es muy importante en esos torneos. Además, como se vio en 2012 en la final contra España, Brasil no tiró en toda la primera mitad pero cuando salí yo, se notó como España se replegó más. Esos detalles aún me hacen importante. Este es mi último Mundial y quiero disfrutarlo.

—En España usted es muy admirado, pero también la afición le tiene como uno de los grandes enemigos de la Selección.
—Sí, aunque creo que ya no hay tanta rivalidad. Hubo un momento que se traspasó todos los límite. Brasil dominaba el mundo pero llegó España y nos ganó. Nosotros sabíamos que ese crecimiento español era también por los brasileños que fueron a jugar allí como Chico Lins, Sorato, Paulo Roberto, Ferreira… Y eso desembocó en una rivalidad encarnizada que traspasó cualquier límite deportivo. Hoy ya no es así, la rivalidad es deportiva. Me llevo muy bien con Miguelín o Álex, y puedo encontrarme con Luis Amado y saludarnos cordialmente y llevarnos bien porque nuestra vida no sólo es lo que pasa en la cancha. Sabemos que esa rivalidad pasará a la historia del deporte, pero ha vuelto a unos cauces normales y de respeto. Hoy para mí la Selección española es un ejemplo, que está al mismo nivel de Brasil y que cuando ambos nos enfrentamos lo que reina es una igualdad increíble. Hoy somos los dos grandes países del fútbol sala: Brasil por sus individualidades y España por sus cualidades tácticas.

—En España ahora vivimos una etapa de ‘Ricardinhomania’ y su llegada a la LNFS ha hecho mucho bien por este deporte. ¿Ve en él un sucesor?
—Ricardinho es un jugador fantástico, pero también pienso que se han dado todas las circunstancias para que triunfe en España. Creo que ha llegado en una etapa donde, si bien hay tres equipos muy fuertes (Movistar, Barça y ElPozo), luego el nivel medio no es tan alto como en otra época. También ha ayudado que su equipo venía de no ganar casi nada y él ha formado parte del grupo de jugadores que ha vuelto a llevar al Inter a la cima, pero eso no lo ha podido hacer solo. Dicho esto, es indiscutible la confianza que tiene y la enorme calidad. Disfruta y hace disfrutar con su magia, y también está ganando títulos.

—Él le tiene a usted como un ídolo…
—Sí, y ha dicho muchas veces que mi forma de jugar le ha inspirado. Eso para mí es un homenaje muy bonito. ¡Hasta tiene mi número (12) tatuado en la pierna! Eso es emocionante. Ojalá nos enfrentemos en el Mundial y demos un gran espectáculo. Es otra de las motivaciones que me hacen intentar llegar al Mundial lo más entero posible. Y aunque él es más joven y llegará en mejor momento, yo sigo teniendo la ilusión de un joven de 20 años y que nadie dude de que intentaré ser yo el mejor jugador del torneo.

—Si usted es el ídolo de Ricardinho, ¿quién es el ídolo de Falcao?
—¡Buena pregunta! (risas). Pues ahí enfrente está (Falcao señala a uno de los asistentes técnicos de su equipo, el Magnus. Se trata de Douglas, que en los años 80 fue un pívot brasileño que destacaba por su depurada técnica). Cuando yo empecé él ya estaba cerca de la retirada. Le admiraba y fue como un padre para mí. Tras retirarse fue comentarista de televisión y en el año 1996 él dijo que yo sería el mejor jugador del mundo. Me ayudó mucho y para mí siempre fue un ejemplo de todo.

—Hablemos sobre sus experiencias en fútbol-11. Usted probó pero al final no cuajó…
—¡Es que yo soy de la escuela del fútbol sala y es lo que me gusta! Estuve cinco años en el Corinthians de fútbol sala y el presidente siempre insistía en que jugase al fútbol 11. ¡Probé siete veces! Y, ojo, que se me daba bien, creo que podría haber sido un buen jugador… pero no me gustaba, no tenía paciencia. Yo quería el balón todo el rato y, de repente, cambiaban el juego a la otra banda y yo me desesperaba. Luego tuve otro intento más serio en el Sao Paulo. Me llegó una buena propuesta y yo venía de ser elegido mejor jugador del mundo en 2004, con mucha más experiencia. Y se levantó una gran expectación, los campos se llenaron para verme. Estuve cuatro o cinco meses y ya no quería más, no era mi deporte.

—Pues, para terminar, hablemos de su deporte y el futuro. ¿Fútbol sala olímpico, sí o no?
—Pues le voy a dar mi más sincera opinión. Y esta tiene dos vertientes. Todo el fútbol sala reclama que debería ser un deporte olímpico. De acuerdo, pero ¿por qué no se unen todos y se trabaja para lograrlo? Brasil quiere, España quiere, Italia quiere… pero cada uno por separado. ¡La única manera es intentarlo juntos! Pero luego está el otro lado, que el fútbol sala es un deporte de la FIFA, no del COI. Por lo que sólo puede salir de la FIFA el proponerlo como deporte olímpico. Y parece que no quiere porque ya existe un gran evento como el Mundial FIFA de fútbol sala. Ese es el gran evento de nuestro deporte. Y pensándolo detenidamente, igual nos interesa más que siga así, que nuestro gran momento sea sólo nuestro y no lo compartamos con decenas de otros deportes. La solución es que existieran las dos cosas, que fuera olímpico sin que el Mundial perdiera su importancia y su esencia, pero si me dan a elegir, me quedo con nuestro Mundial.