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BOSTON RED SOX

Bradley Jr. no tuvo opciones de atrapar a Joe DiMaggio

El exterior de los Red Sox tuvo una racha absoluta, logrando un hit en 29 partidos seguidos, pero había pocas posibilidades de batir el récord.

Actualizado a
Jackie Bradley Jr. ha demostrado que es algo más que un soberbio guante en el center field de los Boston Red Sox.
Jim RogashGetty Images

Siempre se dice en el mundo de los deportes que los récords están para batirlos y es una gran verdad. Supone un punto de referencia en el que, gracias al duro trabajo realizado a lo largo de mucho tiempo, puedes conseguir unos hitos o marcas que te permiten alcanzar la inmortalidad… al menos durante un tiempo.

Sin embargo, también es cierto que hay marcas que por su longevidad, complejidad o una mezcla de ambas, resulta imposible contemplar el escenario en el que alguien, ya sea ahora o en una época futura, sea capaz no sólo de superarlo sino siquiera de acercarse a ello.

Es por eso que nadie superará jamás los 511 triunfos en temporada regular de Cy Young. Ningún pitcher llegará a la marca de 5714 strikeouts de Nolan Ryan. O nadie será capaz de sobrepasar la cifra de 2632 partidos disputados de forma consecutiva por el gran Cal Ripken Jr.

Es, este escenario que comento, imposible poder considerar que alguien supere la marca de 56 partidos consecutivos de Joe DiMaggio logrando al menos un hit.

No, en realidad, Jackie Bradley Jr. nunca estuvo en disposición de situarse a la altura del mítico Joltin Joe.

Lo primero que hay que tener en cuenta es la tremenda complejidad de conseguir un hit. Batear es el ejercicio más complejo y difícil en el deporte profesional. Sólo los mejores son capaces de lograr el éxito en tres de cada diez ocasiones. Repito sólo los mejores tienen la fortuna de poder hacer un contacto sólido contra los envíos endiablados de los pitchers rivales que no paran de meterle velocidad (o quitarla) a los mismos, cambiando el plano visual de cada uno de ellos y eso que no he mencionado los increíbles efectos que pueden llegar a realizar. Para muestra, un botón y con mirar cómo realiza una curva el bueno de Clayton Kershaw, parece un milagro que alguien pueda hacer contacto alguna vez contra él.

Aunque un bateador suele tener entre cuatro y seis oportunidades de contactar contra esos envíos, el hecho de lograr un hit es digno de mérito, pero es que para batir a DiMaggio tienes que hacerlo durante 57 partidos seguidos. Estamos hablando de mantener una sobrehumana capacidad de bateo a lo largo de casi dos meses.

El nivel de exigencia es inmenso y la presión aún más. Hay que decir que todas esas prodigiosas marcas, como la de DiMaggio (56) en 1941, Willie Keeler (45) en 1896-97 o Pete Rose (44) en 1978, llegaron en una época en la que no había ni redes sociales ni nada que se la parezca. Ya es suficientemente complicado como para que se incremente la presión como se suele hacer en esta época actual y eso no haría sino aumentar según nos acercáramos a ese hipotético escenario.

Para más inri, Bradley no fue capaz de llegar a la psicológica barrera de los 30 partidos, quedándose en 29. Esa suele ser la marca en la que ya hay que empezar a considerar en cierto modo ese camino, que ya es tremendamente meritoria y que, una vez alcanzado, suele ser el punto… en el que mueren la inmensa mayoría de estas rachas.

Luego hay otro aspecto que no es pequeño y que ilustra perfectamente lo que ha cambiado este deporte desde la época de DiMaggio. Durante su racha inmortal hasta alcanzar los 56 partidos, el número cinco de los Yankees tuvo que enfrentarse a 55 pitchers en total. Por su parte, Jackie Bradley Jr. se midió (y tuvo que aprenderse sus patrones) de 63 lanzadores. En resumen, casi a mitad de camino, el jugador de los Red Sox ya había tenido que fajarse contra más adversarios.

Esto no es sino un ejemplo de la enorme complejidad que ha alcanzado este deporte y que no sé si lo hace más bello de lo que es o era en los años 40, pero sí introducen otros factores o variables que lo hacen aún más complejo, si añadimos los pitchers zurdos especialistas (contra los que Bradley está promediando un .412 de bateo en únicamente 40 turnos de bateo), los shifts o los posicionamientos defensivos por láser que están introduciendo los Dodgers... En definitiva, el arte de batear o conseguir un hit casi nos obliga a peregrinar a Lourdes o se le acerca.

La conclusión que podemos sacar a esta maravillosa racha de Jackie Bradley Jr., cuya racha activa ha sido sustituida por una de 22 en poder de su compañero de equipo Xander Bogaerts, es que los Red Sox han visto que el bate de este exterior central se ha confirmado como real. Es cierto que no va a mantener su media de bateo durante todo el año en torno al .340, pero cuya paciencia, selectividad y voluntad de utilizar todo el terreno de juego a la hora de conectar, añade un arma más al interminable arsenal que tiene John Farrell a su disposición en lo que al turno de bateo se refiere.