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EL NACIMIENTO DE UNA LEYENDA

Cuando Belichick se regaló el mejor cumpleaños de la NFL

Hoy se cumplen quince años del día en que los New England Patriots, en la onomástica de su entrenador, encontraron a Tom Brady en el puesto 199 del draft.

Actualizado a
Bill Bellichick y Tom Brady tras vencer a los Baltimore Ravens en el campeonato de la AFC de la temporada 2011.
Mike SegarReuters

¿Os ha pasado alguna vez que, para vuestro cumpleaños, gente con teórica buena intención os ha hecho un regalo mezquino, insípido, impersonal, lamentable o vergonzante? Sí, ese paquete de calzoncillos, de bragas para ellas, esos calcetines de rombos, aquella corbata que no sirve ni para ponerla en la frente a la tercera copa en una boda, un jersey de lana que estuvo de moda en 1964 (y lo estará de nuevo en 2022, pero no ahora), un libro de un autor que no te pega nada o, válgame el cielo, un disco genérico de recopilación de canciones de radios comerciales. Incluso un videojuego que no es el Madden. O atrocidades mayores.

Os ha debido de pasar. Como a todos. Los seres humanos somos bichos sociales y no nos queda más remedio que poner buena cara, dar las gracias y, de no mediar ticket, tener mucho cuidado al tirar el obsequio a la basura sin que se de cuenta el generoso de turno.

Es probable que algo parecido le ocurriese a Bill Belichick el 16 de abril del año 2000. Se levantaría el hombre, con esa pinta de juerguista que gasta, preocupado porque el día anterior había tenido la primera jornada del draft y tendría trabajo que hacer para las rondas que restaban del proceso de selección de ese mismo día.

Me lo imagino enfurruñado, con ese todo de voz extremadamente bajo, hablándole al cuello de su sudadera raída (es de suponer que tiene una también para dormir) con gesto de fastidio. Y, entonces, asaltado por sus familiares más cercanos en el pasillo, llevarse el gran susto del amanecer con gritos y tirones de oreja, canciones de cumpleaños feliz y una suerte de regalos como los que os he descrito en el primer párrafo. 48 años cumplía. En el café seguro que diseñó estrategias y jugadas para librarse de los paquetes.

Pero aquel cumpleaños iba a pasar a la historia de la NFL. Así son las cosas. Por la tarde, en la sexta ronda del draft, en la segunda elección de los New England Patriots en esa misma sexta ronda, en la séptima elección global del equipo y en la 199 de todo el proceso, Bill Bellichick se regaló a Tom Brady. El resto de la historia no merece ser contada ahora porque todos os la sabéis: cuatro anillos, seis Super Bowls, una temporada regular de 16-0 y tres lustros en la cima de la liga con el límite salarial y las medidas de igualdad más estrictas de Estados Unidos.

Quince años hace hoy, quince, que cambió el signo de una franquicia, que pasó de perdedora eterna a dinastía incuestionable, que convirtió al entrenador, hoy con 63 años, en un gurú y en una figura legendaria. Pocos regalos de cumpleaños tan bien aprovechados como aquel QB de Michigan por el que nadie daba un duro, ni siquiera los Patriots, que por eso dejaron pasar seis elecciones y 198 puestos para hacerse con él, y que acabó convirtiéndose en un serio candidato a ser el mejor que nunca ha jugado a esto.