Otto y el viento destrozan los pronósticos

Golf | Open Británico 2003

Otto y el viento destrozan los pronósticos

Otto y el viento destrozan los pronósticos

El sudafricano ha protagonizado la gran sorpresa en la primera jornada, que ha dejado a Tiger, Sergio García y Els lejos de los primeros puestos. Greg Norman es segundo.

El surafricano Hennie Otto salvó con 68 golpes (3 bajo par)el azote del viento en la primera jornada del Abierto Británico de golf, para situarse como líder imprevisto tras la primera jornada. Otto, de 27 años, se mostró sólido para conseguir lo más destacado de su carrera, en la que todavía no hay títulos.

Un jugador inexperto como él, en su primera vuelta de un Open Británico, logró el mejor resultado en un campo que si algo reclama es experiencia.

El campo presentó su talla estándar: fortísimo viento; frío y calor; sol y lluvia, un campo repleto de badenes, duro, con "greenes" rápidos y ondulados, banderas imposibles, golpes ciegos, escasas referencias... En resumen, un horror que se tradujo en una crónica de sucesos.

Esa horrorosa normalidad fue, al cabo, un rugido que asustó a los favoritos y a los tres españoles, pero levantó el ánimo a Otto y a los dos golfistas que comparten la segunda plaza: el veterano multimillonario de 48 años, y otrora el mejor del mundo, Greg Norman (69 golpes) y el estadounidense Davis Love III, supuestamente deprimido por el suicidio de un cuñado.

Mal Els y Furyk

Arrugados quedaron Tiger Woods (73) y el último campeón del Masters de Augusta, el zurdo Mike Weir (74), que ha arrastrado hasta Inglaterra a más de una docena de informadores canadienses.

También fallaron Jim Furyk (74) -último campeón del Abierto estadounidense- y Ernie Els (78), el surafricano que defiende el título y al que sólo le supera Tiger en la clasificación mundial.

El escocés Colin Montgomerie se lesionó en la muñeca y abandonó en el séptimo hoyo. El estadounidense Paul Azinger se vio, asimismo, obligado a la retirada. Por los mismos derroteros anduvieron los españoles José María Olazábal (74 tiros) y Sergio García (73), y peor Ignacio Garrido (80).

El jueves del Open fue, pues, un día de golpes y favoritos tendidos. De medios golpes para paliar el efecto del viento en las alturas. Fue preciso disparar por bajo, ver la bola rodar y encomendarse al Santo Patrón para que ésta quedase cerca de bandera.

Tiger pierde una bola

Tiger fue la primera víctima de un viento que, por su intensidad, hubiese paralizado la navegación de cualquier velero que surcase las aguas próximas del Canal de La Mancha. La primera bola lanzada por el número uno del mundo se marchó a un "rough" que cubre hasta las rodillas.

La posterior labor de búsqueda, a la que se apuntaron al menos 20 voluntarios entre oficiales, árbitros y algún que otro ayudante de cámara, resultó infructuosa. La bola no apareció y Tiger fue conducido de nuevo hasta el "tee" del uno para lanzar un segundo tiro con penalidad. Total: triple "bogey" para empezar a hablar.

"Es la primera vez que me ocurre algo así en mi vida", admitió Tiger, quien no obstante logró 1 bajo par en los 17 hoyos restantes.

Aunque el viento llegase a mover bolas en "greenes" mediada la tarde, el día exigía, sobre todas las cosas, manejar con precisión el "putt". Ese palo, el más corto, fue nefasto para Olazábal (34 toques) y también para Sergio García (32). Fue, en cambio, manejado con destreza por Norman (27) y Tiger (29), este último salvado por ese motivo.

El caso es que Olazábal atravesó los primeros 9 hoyos con un juego de campeón. No falló calle alguna, y atrapó todos los "greenes" menos uno. Pero con la bola a 3 ó 4 metros del agujero, el vasco se mostró incapaz de embocar.

Al mismo tiempo que Olazábal fallaba en los "greenes", Norman, el último campeón del Open en este campo (1993), daba un recital de juego. El australiano, acostumbrado por estos lares a dejar colgado su sombrero en el perchero, se adaptó al campo como un camaleón, pese a que sólo ha jugado este año tres torneos. En el hoyo 4 se marcó un "eagle" espectacular, y llegó a ir 4 abajo encaramado al liderato.

García, también genial como Norman pero 25 años más joven, tuvo en sus manos alcanzar el liderato. Atravesado el ecuador, el castellonense le sacaba cinco golpes al propio Tiger, su compañero de partido. Todo se fue al traste en los últimos seis hoyos, en donde el español cometió cuatro "bogeys".

Al final, los 73 de Tiger y García, o los 74 de Olazábal, no resultaron penosos. Más bien hay que pensar que siguen inmersos en la pelea descrita la crisis generalizada.