Real Madrid - Atlético en directo

De otra manera, diríamos que sigilosamente, Zidane ejerce también un marcado liderazgo en el Madrid. Llegó en condiciones difíciles, con poca trayectoria. No era fácil creer en él. Su elevación al cargo sonó a maniobra autodefensiva de Florentino, metido en un serio apuro una vez que lo de Benítez acabó por ser inviable. Nadie había entendido la salida de Ancelotti, y además el conspicuo presidente acumulaba ridículos inesperados, como el no fichaje de De Gea o el fiasco de la Copa en Cádiz. Florentino empezó a escuchar gritos en su contra y se puso una careta guapa: careta de Zidane.

Los jugadores le acogieron bien. Deseaban una liberación, después de soportar a Benítez, al que uno de ellos me describió como ‘un pelmazo histórico’. Zidane aflojó la tensión, trabajó de una forma que agradaba a los jugadores. Además, se unió a ellos, blindando el vestuario de las intromisiones del club. Eso también se lo agradecieron. Y fue buscando poco a poco su equipo, en lugar de sacar el de todos los cromos caros, como hizo Benítez el día del Barça, con la consecuencia de aquel 0-4. Ha equilibrado la media con Casemiro y tras el cante en Wolfsburgo se decantó por Carvajal en lugar de Danilo.

No son medidas para complacer al presidente, pero sí para hacer un equipo mejor equilibrado y competitivo. No es el tipo de entrenador que guste a Florentino, al que le obsesiona la línea severa, tipo Mourinho o Benítez, muy acorde con sus propias pulsiones autoritarias. Zidane es más bien de la línea Del Bosque o Ancelotti: mandar con cuerda larga. Le ha dado sosiego al equipo desde fuera, del mismo modo que se lo daba desde dentro cuando jugaba con esa misma sobria elegancia con que se expresa en las conferencias de prensa. Pero me temo que necesita ganar este partido, porque si no...