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DEPORTE EXTREMO

The Mud Day: 5.000 valientes al barro en su primera edición

Un equipo de AS participó en la prueba que se celebró por primera vez en España este fin de semana. Consta de 13 kilómetros y 22 obstáculos militares.

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The Mud Day: 5.000 valientes al barro en su primera edición

En un terreno arenoso de las afueras de Toledo, se reunieron fibrosos cuerpos de gimnasio, forzudos, militares, gente del atletismo, del ciclismo... Se veían disfraces, sonaba música potente y reinaba el “buen rollo”. Era el primer The Mud Day (Día del Barro), prueba de 13 kilómetros y 22 obstáculos de estilo militar, que incluían descargas, muros, túneles... Hubo casi 5.000 valientes.

“La verdad es que se creó muy buen ambiente. Había mucha alegría”, contaba Javier Guillén, director general de la empresa Unipublic, que importó la prueba desde Francia: “Es una alternativa al running, al triatlón, duatlón... Vimos que aquí podría encajar. En París es un exitazo. La hacen 25.000 personas. El objetivo no es competir, sino disfrutar sufriendo. Da igual lo que tardes, lo importante es ir en grupo y pasarlo bien”. Por eso, los corredores iban sin chip y no se tomaron tiempos.

Y entre esos musculados participantes se colaron seis miembros de AS a los que Antonio Villagómez, el tipo más fuerte de la redacción, animó a participar: “¿Habéis visto eso de la carrera de obstáculos?”. Juan Gutiérrez hizo unas llamadas y montó el Fango Team.

Para evitar aglomeraciones, la salida se dio en ráfagas. “¿Quiénes son Mud Guys?”, espetaba el speaker. “Nosotros”, respondían los atletas. Y llegó el primer obstáculo. Había que echar cuerpo a tierra para evitar la alambrada. “¡Cómo se quedan los abdominales!”, decía José Luis Guerrero. Era el aperitivo del “infierno”: el doble muro, dos barreras de dos metros y medio. “Fue lo más duro, pero también lo mejor, porque nos ayudamos unos a otros y lo superamos”.

Llegaron las descargas, el transporte de ruedas, el baño helado, algún claustrofóbico paso... los kilómetros pasaban (y pesaban). Los Fango boys se esperaban. “Somos como marines, no dejamos a nadie atrás”, avisaba Carlos Forjanes, que vivió su “crisis” en la milla atada, que era en una exigente pendiente. Un cartel animaba: “¡Corres menos que mi abuela!”. Quedaban las montañas de barro, en las que Santi Castañeda grabó espectaculares imágenes con su GoPro, y el muro de los muertos, donde los brazos de Villagómez elevaron a los débiles: “Es lo mejor de esto. Unos se necesitan a otros”. Luego cuerdas, barro, descargas... y la meta: “¡Dimos el callo, somos unos tigres!”.

Guillén estaba feliz: “Ha sido un éxito total. Ya miramos al siguiente”. En AS, todavía duran las agujetas.