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366 Historias del fútbol mundial | 11 de febrero

Nace en Sevilla el 'jugador número doce' (1970)

Actualizado a
Nace en Sevilla el
'jugador número doce' (1970)

Después del fracaso en la fase de clasificación para el Mundial de 1970 (fracaso del  seleccionador Toba y estrambote vergonzoso con una caída en Finlandia con el trío  seleccionador Muñoz-Molowny- Artigas) (véase el día 25 de junio), la Federación decidió  nombrar seleccionador a Ladislao Kubala. Con algunos reparos, porque era extranjero. Pero ¿lo era de verdad? Llevaba casi veinte años entre nosotros, se había nacionalizado español, había fijado aquí su residencia para siempre (aquí moriría y aquí está enterrado) y aquí hizo una familia. Así que no cabían  prejuicios. Se le nombró seleccionador y debutó en un partido patriótico, el que liquidaba el grupo de clasificación (de no clasificación, mejor) ante Finlandia. Por entonces se había decidido cerrar  el paso con Gibraltar, como presión para recuperar su soberanía. Se mejoró el campo de La Línea, a la vista del Peñón, y allí jugamos ante Finlandia. Aquel partido fue el último de Gento en la selección y se ganó por 6-0, en medio de una gran exaltación nacional.

Pero había sido un comienzo muy fácil. Para buscar una piedra mejor de toque, la Federación concertó un amistoso con Alemania. Kubala pidió Sevilla, consciente de que ahí la selección  siempre había tenido un gran respaldo. Kubala resultó ser un seleccionador muy animoso,  capaz de contagiar un optimismo muy necesario siempre para el equipo nacional, al que la  afición ha tendido a mirar en general con desconfianza. Habló del Club España, reclamando  para la selección el mismo aprecio que cada cual sentía por su propio club, cosa que entonces  no existía, y creó un gran ambiente en torno al equipo, un ambiente desconocido desde antes  de la guerra. A la larga los resultados no le acompañarían, pero este comienzo fue muy prometedor.

Y aquella noche el Sánchez Pizjuán estaba a reventar. Kubala había dicho: «Quiero que  juguemos con doce, quiero que el público sevillano sea el jugador número doce». Y,  efectivamente, España jugó con doce. El entusiasmo llevó en volandas a nuestros jugadores  frente a un equipo en el que había monstruos como Netzer, Seeler, Müller, Schnellinger… Kubala sacó un equipo bastante renovado y joven, con un debutante, el pequeño jugador local Lora. Un extremo cuando atacaba su equipo, pero que alternaba esta función con la de bullicioso  centrocampista cuando había que replegarse y recuperar la pelota. Tenía un fondo tremendo.  Agobió a Netzer, al que anuló cuando Alemania tenía el balón, cegando así la mejor salida de los alemanes, y fue capaz de desdoblarse y escapar por la banda cuando fue preciso. En la punta de ataque debutó Antón Arieta, Arieta II, hermano de Eneko Arieta y sucesor del mismo en el eje de la delantera del Athletic. Hizo los dos goles.

Las palmas echaban humo, tocando por sevillanas. Entonces no era tan conocida la Feria fuera de Sevilla, y gran parte de los españoles conoció (conocimos) en esa transmisión la innata  habilidad de los sevillanos para cortar las palmas. Aquello fue una fiesta y dejó para muchos  años la condición de número doce para el público sevillano. De hecho, la selección jugó a partir de allí muchísimo en Sevilla, casi como sede oficial, alternando los campos de los clubes  sevillanos. Con los seleccionadores Miguel Muñoz, Luis Suárez y Miera, todos los partidos  oficiales de las fases de clasificación que se jugaron en suelo español se disputaron en Sevilla.  Solo los amistosos se repartían por toda la geografía. La costumbre duró hasta el mandato de  Clemente, que no conectó con el público sevillano. Luis se replanteó la idea de tener una sede oficial, para lo que dudó entre Sevilla y Valencia, pero Villar ya no era partidario de ello. Siempre  le ha venido muy bien utilizar los partidos de la selección para llevarlos aquí o allá en apoyo a su estrategia para tener siempre los votos de las federaciones regionales, y no quiso  perder esa baza.