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RAYO 0 - BETIS 2

Westermann y Rubén Castro castigan al Rayo en Vallecas

El central alemán abrió el marcador con una salida desde la defensa a lo Beckenbauer. Y en la segunda parte, Rubén Castro sentenció. Al Rayo le faltó pólvora.

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Westermann y Rubén Castro castigan al Rayo en Vallecas

Rubén Castro le ganó el duelo al Rayo. Sigiloso desenfundando para asistir en el primer gol, rápido para disparar en el segundo. Certero. Sin perdón. El delantero celebró sus cien partidos con el Betis en Primera marcando a su ex, al que nunca había batido en Primera (sí en Segunda en la 2010-11) ni en su feudo (su última diana en Vallecas la había firmado con la elástica franjirroja). Ha participado en seis de los siete tantos de su equipo esta Liga. Su hora fue la de un Betis más efectivo que brillante.

Los visitantes salieron con varias consignas claras: mostrarse serios en defensa, ahogar el centro del campo enemigo y exprimir las contras para romper el partido. Los planes urdidos por Mel pronto dieron sus frutos, cuando Westermann engarzaba una asistencia de Rubén Castro desde la derecha para superar a Toño (0-1). El central se recorrió 70 metros para adelantar a los suyos, que salieron con una marcha más que los locales, algo más atenazados y aturdidos.

La estrategia del Rayo pasaba por buscar a su hombre gol, a Javi Guerra. A pesar de que Zé Castro y Nacho se atrevieron con el remate (Adán atrapó el del portugués y el del lateral se marchó fuera), el juego se volcaba por las bandas buscando con ahínco al delantero malagueño. Embarba y Bebé permutaban y trataban de pillar en un renuncio a Piccini y Varela, pero costaba encontrarle fisuras a la zaga del cuadro sevillano, con especial aplomo en su eje.

Paco movía ficha en el descanso. Había que sorprender y prendió la chispa de Lass, que relevó a Embarba. Salió el Rayo con otro aire, dispuesto a morder al Betis y lo intentaron Jozabed (47’) y Bebé que cruzó demasiado el balón y se fue lamiendo el palo (49’). Se reencontraron con el esférico, más cómodos, en detrimento de unos visitantes que defendían con uñas el botín y hallaron en un error defensivo de Zé Castro el resquicio por donde abortar cualquier atisbo de resurrección vallecana. Cejudo le robó la pelota al portugués y sirvió a Rubén Castro que firmó el 0-2.

Entonces, Paco sacó toda la pólvora del banquillo: Manucho y Fariña. Dos killers arriba, tres atrás y toda la carne en el asador. Pero en el banquillo vecino, la réplica no se hizo esperar. Mel dio entrada a Joaquín y Jorge Molina, más frescos y peligrosos. Precisamente fue el extremo gaditano quien casi apuntilla al Rayo. Tras regatear a dos rivales, centró y el balón se paseó por delante de Rubén Castro que no interfirió pensando que iba a entrar hasta que el palo repelió el gol.

Los locales no arrojaron la toalla. Adán tuvo que emplearse a fondo para detener el envenenado disparo de Rat y la cabeza de Westermann (estratégicamente colocado detrás de su guardameta) sacó la ocasión más clara de los vallecanos: una chilena de Javi Guerra tras un disparo de Manucho que desbarató Adán. El defensa alemán volvió a ser el protagonista y el Rayo murió con las botas puestas.