BULLS 92 - SPURS 89

El mejor Pau Gasol (18-13) del curso acaba con los Spurs

El español, muy motivado, puso un tapón clave a LaMarcus Aldridge dentro del último minuto. Los Bulls, con un gran esfuerzo colectivo, se reencontraron con el mejor Noah.

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Partido grande en Chicago, así que a los Bulls les tocaba mostrar su mejor versión para acabar llevándose un triunfo de prestigio ante los Spurs (89-92). Fue un partido áspero, de esos jugados en el barro y en el que sobresalió un nombre: Pau Gasol. El español firmó un doble-doble al lograr 18 puntos y 13 rebotes, además de colocar tres tapones, uno de ellos fundamental a LaMarcus Aldridge cuando asomaba el último minuto de juego. El grito de rabia con el que lo celebró confirmó lo que disfruta con este tipo de retos. Su equipo nota ese plus cuando su motivación se desboca. Y ante un equipo tan legendario como San Antonio ("en la NBA todos queremos como los Spurs", admitía horas antes), no desaprovechó la oportunidad para dar un golpe encima de la mesa y abandonar el letargo que le ha acompañado la mayor parte de este primer mes de competición.

Sin embargo, Pau no fue el único que dio un paso al frente. Y eso es un excelente síntoma para unos Bulls que derrotaron al equipo con mejor récord de la Liga de los mortales (los Warriors siguen a lo suyo: 19-0 ya) sin un protagonismo excesivo de Jimmy Butler (14 tantos) y Derrick Rose (11 y 6 asistencias). "Todo el mundo ha contribuido de una forma positiva. Ha sido algo bueno de ver", reconocía Gasol. "Es una de esas noches en la aportación de cada uno se dispara", proseguía un feliz Fred Hoiberg. No es para menos, ya que Chicago supo cerrar el partido sin anotar una sola canasta en juego en los últimos 6:31 minutos. Siete tiros libres les bastaron (4 de un Gasol que no se escondió y no dejó de mirar el aro pese a estar algo fallón: 6/18 en tiros de campo).

Pero las buenas noticias no acaban aquí para los de Illinois. Es más, quizá la mejor de todas fuera el ver al Joakim Noah de hace dos cursos. A su habitual entrega e intensidad (11 rechaces), añadío su mejor visión de juego (7 asistencias) y capacidad para sumar en ataque (8 puntos) cuando sea menester. "Es como un hermano para mí. Uno de los trabajadores más duros que te puedes encontrar. Su actitud no ha cambiado saliendo desde el banquillo (Mirotic, su reemplazo, se quedó en un 8-5). Ha sido un gran compañero. Este partido le puede servir para recuperar su confianza", analizó un Rose que le conoce como pocos en el vestuario. A juzgar por los gestos de rabia en las celebraciones de las muchas acciones positivas del francés, el base no se equiovoca: lo de esta madrugada puede acabar marcando un punto de inflexión. Eso esperan en Chicago. Dedos cruzados.

Mientras, en las filas de los Spurs se volvió a ver el irremediable relevo generacional que se ha producido en su juego. El estilo no ha cambiado, eso no se negocia con Popovich al mando, pero los principales ejecutores ya no son su legendario trío (Duncan, Ginóbili y un Parker que pudo forzar la prórroga con un triple desde la esquina). Ahora, San Antonio es el equipo de un Kawhi Leonard que, pese a errar la primera opción de llevar el duelo al tiempo extra (mérito tiene también la defensa de Butler), se fue hasta los 25 tantos (16 de los cuales llegaron en la primera mitad). Y de LaMarcus Aldridge (21-12), cada día más adaptado. Aunque finalmente, a pesar de la desconexión ofensiva local, los Bulls consiguieron frenarles en los momentos decisivos. Sudando y sufriendo llegó un triunfo revitalizante. De esos que mejoran la credibilidad de los equipos. A falta de encontrar el camino que mejor le conviene, Chicago sabe competir y pelear. Y eso ya es mucho.