El partido era secundario. No importaba el resultado, ni los puntos de este o aquel jugador. Kobe Bryant, campeón de cinco anillos de la NBA, había anunciado que abandonaría el baloncesto, su querido baloncesto, al acabar esta temporada. A nadie le tomó por sorpresa su decisión. El jugador de los Lakers ya no es aquel que sorprendía a todos, el que nos dejaba boquiabiertos por su estilo de dominar la cancha sólo con el simple movimiento de sus ojos. Ahora es una sombra de lo que es, pero no hay reproche. Todo jugador tiene un ascenso y un descenso, y Kobe ya ha decidido que su caída tiene un límite.

Una caída que empezaba a ser dramática, cuando no tragicómica, la verdad. Por eso era mejor dejarlo aquí. Lo mejor de su carrera debe primar y dominar sobre el penar de estos últimos años. Un panorama desolador que se volvió a repetir esta madrugada en la derrota ante los Indiana Pacers (103-107). El 24 de los Lakers enseñó lo que es ahora, una simple sombra de un pasado glorioso. Anotó 13 puntos con una serie en lanzamiento horrible (4/20). Falló sus seis primeros tiros del partido y llegó al descanso con dos acierto de 15 intentos. 

Un triple suyo (2/7 desde el perímetro) dejó el marcador en 103-104 tras escalar desde el 65-80 con el que se empezó el último cuarto..., aunque cuando hay una de cal, hay otra de arena, y su siguiente lanzamiento desde la línea de tres puntos para certificar la remontada, no entró. Hizo agua. Un airball que reflejó lo que es ahora mismo Kobe, pero también lo que fue: alguien con la calma necesaria para jugarse los balones más difíciles, sin miedo a la reacción posterior. Entrarán o no, pero él nunca se ha escondido ante nada y ante nadie.

El día de su carta al Player's Tribune, por otro lado, tuvo una gran recompensa sobre la cancha. Enfrente de él, el escolta de los Lakers pudo disfrutar de uno de esos jugadores llamados a reemplazar a su eterna generación: Paul George. El ala-pívot de los Pacers es el reflejó de la juventud y la ambición. Capacidades tiene, sin lugar a dudas. Anotó de forma compulsiva hasta llegar a los 39 puntos (a uno de su máxima puntuación esta temporada), logrando los 11 últimos de su equipo cuando restaba 1:29 para acabar un duelo que certificaba la undécima victoria de la temporada para Vogel y los suyos. El antes y el después. Kobe se va. Guardemos el merecido respeto.