WARRIORS 120 - KINGS 101

18-0 y contando: Green, otro triple-doble, a lo Chamberlain

A los Warriors les bastó un gran tercer cuarto para doblegar a unos Kings peleones. Stephen Curry anotó 19 puntos en solo siete tiros.

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Mientras sigan así, nunca nos quedaremos sin cosas que contar. No fue el más bonito de sus partidos (primera parte floja), Stephen Curry nos regaló un genial primer cuarto (17 puntos) y después se apagó. Pero a este monstruo de cien cabezas que son los Golden State Warriors les bastó con un gran tercer cuarto (36 puntos) de juego en equipo para pasar holgadamente por encima de los Sacramento Kings. Un tercer periodo en el que, además de la sorprendente (no tanto, la verdad) explosión ofensiva de Brandon Rush (14 puntos en 5-6 minutos), disfrutamos de otra clase magistral de Draymond Green. El ala-pívot de los Warriors, que había disputado una primera mitad discreta (se fue al descanso con un punto), enseño todo su repertorio: lanzamientos en carrera, jugadas en el poste, asistencias desde el pick&roll, pases extra, rebotes en los dos lados de la cancha y una intensidad que le hace especial (pegó un grito tremendo tras lograr un dos más uno con los suyos +20 arriba). Un sin fin de cualidades que acabaron con el '23' logrando su segundo triple-doble consecutivo, tercero de la temporada (solo Rondo tiene más: 4), un logro que nadie había conseguido con la elástica de los Warriors desde que un tal Wilt Chamberlain lo hiciera en 1964. Total, una barbaridad más.

Los visitantes arrancaron mejor que bien, apretando los dientes en defensa, negando líneas de pase y atacando la canasta en el lado contrario (6-14). Un Brandon Rush que solo ha podido disputar 73 partidos en sus últimas tres temporadas debido a las lesiones pasaba desapercibido en un quinteto en el que faltaba (y faltara por un tiempo) Harrison Barnes. El alero, que sufrió una lesión en su tobillo izquierdo ante los Suns, podría estar "semanas" de baja según palabras de Luke Walton. Una pena, estaba cuajando un inicio de temporada muy bueno (como todos) y había sido decisivo contra Clippers y Bulls. ¿Problema? No para estos. No de momento. Tras unos minutos de calentamiento en los que los Kings encerraban a los locales y provocaban malos tiros, llegó la reacción y los de Oakland, sin más brillo que el de un Curry que metió 17 puntos en esos 12 primeros minutos sin despeinarse, se fueron por delante al primer descanso: 30-29, se acabó el partido. Así son.

Los reservas empujaron y, sin mostrar ese baloncesto arrollador que se llevó por delante a los Suns, los de La Bahía llegaban al descanso 10 arriba. Solo faltaba la estocada.  Y entonces apareció el invitado del día. Brandon Rush clavó 14 puntos en los primeros 5 minutos del tercer cuarto en una racha de esas a las que Barnes nos estaba acostumbrando este año. Un mate a dos manos para coger confianza y cuatro triples prácticamente consecutivos. Fiesta en el Oracle Arena. Otros dos triples de Klay Thompson (15)y los Warriors habían matado el partido en menos de seis minutos. Visto y no visto.

El director de orquesta todavía tenía que finalizar su pieza. Draymond Green volvió en el último cuarto con el partido más que sentenciado (como hizo el viernes, por otra parte) para coger los 2-3 rebotes que le faltaban para el triple-doble. Le costó un par de minutos y de vuelta al banco: 13 puntos, 12 asistencias y 11 rebotes. Fácil. La sonrisa de un Iguodala que mantiene su idilio con el triple (3-4) y la cálida ovación que recibió Seth Curry cerraron el choque. 18-0, qué maravilla (22 de racha). Para acabar, como curiosidad que podría tener una importancia capital a largo plazo (ya la tuvo el año pasado), el de ayer fue el cuarto encuentro consecutivo en el que Stephen Curry no tuvo que disputar ni un solo minuto del último periodo. Descansa, MVP. Mientras, LeBron preocupado y ganando partidos sobre la bocina.