El calendario NBA aprieta pero no ahoga. No siempre, al menos. A los Grizzlies les había caído en su peor momento de la temporada algo así como el big-three de la actual competición, un tramo con tres partidos en cinco días contra los que seguramente sean ahora mismo los principales candidatos al anillo: Cavaliers, Warriors y Spurs. En total, tres derrotas por una diferencia global de -59 y con una media de poco más de 87 puntos anotados. Un vía crucis que ponía a los de Tennessee en 11 derrotas sobre 22 partidos, un más que discreto 50% que le había costado la segundo posición del Oeste. Contra eso, pocas cosas más balsámicas que la visita al FedEx Forum de unos Kings sin Cousins y que además se quedaron sin Gay, que sufrió una conmoción tras un tremendo y fortuito golpe de Marc Gasol cerca del final del tercer cuarto y cuando llevaba 24 de los 59 puntos de su equipo (73-59). En resumen, triunfo fácil y absolutamente necesario. Porque ninguno de los partidos que tienen los Grizzlies por delante (51-24 ahora) es particularmente sencillo: Thunder, Wizards, Pelicans, Jazz, Clippers, Warriors, Pacers. Ahí debería haber como mínimo cuatro victorias pero seguramente tendrá que haber alguna más porque el Oeste es ahora mismo un jeroglífico infernal en el que entre los Warriors (60-13) y los ya descolgados Mavericks (45-29) y Thunder (42-32) se abre el siguiente sudoku clasificatorio:

Grizzlies 51-24

Rockets 50-24

Blazers 48-25

Clippers 49-25

Spurs 47-26

Cinco equipos en menos de tres partidos en busca de una segunda plaza que vale un par de factores cancha y el inmenso placer de no ver a los Warriors hasta una hipotética final de Conferencia. Para soñar con esas latitudes del calendario, los Grizzlies tienen que mejorar: tienen que volver a la convincente versión de su grit and grind que exhibieron en la campaña de otoño-invierno. Tienen que recuperar la mejor versión de su mejor backcourt, Tony Allen (otra vez fuera por molestias) y Mike Conley (que no está al 100% y que da la sensación de que una lesión le puede fulminar en cualquier momento). Tienen que solucionar su tradicional agujero en el tiro exterior (8/23 en triples esta vez), recuperar su energía y su cohesión defensiva y estabilizar a un Marc Gasol que está en su peor momento personal de la temporada. El pívot español aseguró ayer que no encontraba su ritmo y que estaba dañando a su equipo. Lo primero es cierto, lo segundo es una hipérbole de la realidad: no es tan, tan, beneficioso como suele el todavía favorito a ser center del Mejor Quinteto de la temporada. En una muestra perfecta aunque algo histriónica de ese pequeño bache nervioso, Marc se rajó la camiseta por fallar uno de esos tiros de seis metros que suele meter y que le rebotó un par de veces en el aro. Era en el arranque de partido y ya con 6-1 para su equipo.

Marc terminó con 8 puntos, sólo dos en el segundo tiempo y una serie discreta de tiro (4/11) ante unos Kings que hicieron cualquier cosa menos un extenuante esfuerzo defensivo. El español, que vio los últimos (casi) nueve minutos desde el banquillo, sumó 11 rebotes y 6 asistencias. También 4 pérdidas. A las puertas de los playoffs, necesita mejorar, como su equipo. Aunque esta vez sumó un triunfo cómodo en cuanto abrió el segundo cuarto con un parcial de 17-3 (hata el 56-43 al descanso) con triples de Green, Carter y Udrih. Después, no se escapó nunca de forma escandalosa pero mantuvo siempre el control, subiendo una marcha cada vez que se acercaban tímidamente los Kings. Poca cosa en general, muy poca sin Cousins.