El 13 abril de 2003, un Madrid avasallador llegaba a Anoeta. Días antes había pasado por encima del United (3-1) en la ida de cuartos de la Champions. Su exhibición fue tal que la prensa mundial empezó a preguntarse si los blancos no estaban comenzando una nueva etapa dominadora en el continente, como el Madrid de las cinco Copas de Europa. Además, Florentino Pérez celebraba sus 1.000 primeros días como presidente madridista, pero...
“Eso de los Galácticos es una mariconada”, explotó Karpin en la previa del encuentro. Los donostiarras, que marchaban terceros a seis puntos de los blancos (54 por 60), líderes de la tabla, tuvieron en esa frase su particular chupinazo ante los de Del Bosque, y salieron lanzados a por los madridistas. En poco más de media hora perforaron la meta de Casillas en cuatro ocasiones (doblete de Kovacevic, Nihat y Xabi Alonso). Ronaldo y Portillo recortaron para los blancos (vistieron de negro aquel día). Fue una primera parte memorable para los de Denoueix, que castigaron los ataques de importancia del Madrid percutiendo por la banda derecha, donde Figo no ayudó nunca a Salgado (por ejemplo, en el primer gol, precedido de un saque de banda, se quedó mirando la internada de Aranzabal). En el medio, Xabi Alonso, renqueante de un esguince de tobillo, superó a Makelele y a Flavio Conceiçao. Arriba, Kovacevic y Nihat fueron el martillo pilón de los de San Sebastián.
La Liga se apretó. Zidane, de lo poco potable de los madridistas, dio un fabuloso pase de gol a Ronaldo, que éste no desaprovechó. Fue sustituido a los 72 minutos por Portillo. El Madrid aprendió la lección: se proclamaría campeón. A la Real, mientras, le faltó un partido para haber ganado su tercer título (tenía ganado el goalaverage tanto al Madrid como al Deportivo, primero y tercero al final, respectivamente). Lo mereció tanto como el Madrid, pero una derrota en Vigo (penúltima jornada, 3-2) le arrebató la gloria que había rozado...
