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366 Historias del fútbol mundial | 9 de febrero

La semana de la «Cruyffcifixión» (1977)

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La semana de la «Cruyffcifixión»
(1977)

El Barça recibía al Málaga en casa, en lo que se presentaba como un partido más de liga. Era el 6 de febrero. Cruyff está en su cuarta temporada en el club y puede decirse que en ninguna  rindió como en la primera. Retrasó su posición, sacó faltas, sacó mucho de banda, se puso el brazalete de capitán con los colores de la senyera y bautizó Jordi a su hijo. Era un símbolo, pero ya no era un jugador tan decisivo. Ese día, no obstante, marcó por delante, encarrilando el  partido para los suyos. Pero todo se iba a alterar con el arbitraje del madrileño Ricardo Melero,  que concedió un gol con la mano al malaguista Esteban, anuló uno a Neeskens y pasó por alto, a juicio del Barça, dos penaltis en el área del Málaga. El Barça, no obstante, ganaba 2-1 cuando a un cuarto de hora del final Ricardo Melero expulsó a Cruyff, con amarilla y roja consecutivas, quien le protestaba  unas manos en el área del Málaga. En el acta consigna que le ha insultado llamándole: «Marica, que eres un marica». Cruyff explica que en realidad estaba diciendo: «¡Manolo, marca allá…!»,  refiriéndose a una orden a su compañero Manolo Clares.

Se arma la gorda. Saltan espectadores y pegan al árbitro. Alguno presumirá luego en la prensa: «Yo le acerté el puñetazo mejor dado». En la calle no se habla de otra cosa, y la pregunta es  cuántos partidos le caerán a Cruyff y por cuánto será el cierre del Camp Nou. En esas, sale a la  calle Don Balón, que en aquella época tenía circulación e influencia muy importantes y estaba  dirigido por el celebérrimo radiofonista José María García, con una portada que provoca aún más escándalo: «La semana de la Cruyffcifixión». Y la ilustra con el Cristo de Velázquez, en el que mete en fotomontaje la cara de Cruyff. El escándalo aumenta, dimite del puesto de director José María García, aduciendo que sus compañeros de Barcelona le han metido un gol. En la revista se reciben decenas de miles de cartas de la España católica, indignada por el uso de la imagen sagrada y artística para un pleito tan mundano.

Al día siguiente el Comité de Competición falla, tibiamente. Un partido a Cruyff (que luego  ampliará a tres), multa al Barça e investigación a Ricardo Melero. Los ánimos se van calmando.  No habrá cierre del Camp Nou y, dado que se hace por entregas la suspensión a Cruyff, todo  vuelve a su cauce.

Y la semana siguiente Don Balón se excusa: «Perdón, nos hemos equivocado», era el titular de portada, en letras amarillas sobre fondo morado-penitente. Y en el editorial se excusa sin reservas. Y hasta El Alcázar, periódico de la ultraderecha golpista que había atizado mucho el  caso, les perdona en su editorial: «La juventud es impulsiva, pero también generosa, y si lo  primero lleva a equivocaciones, lo segundo permite reconocerlas». Ego te absolvo, pues. El que  no vuelve a la revista es José María García. Y, a consecuencia de estos hechos, la Federación  impone que en todos los campos se coloquen vallas que impidan saltar al público.