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CAFÉ, COPA Y FÚTBOL | LUIS TOSAR

“Me gusta Cristiano. Es un tipo raro pero un currante de lo suyo"

Luis Tosar es un gallego astuto que juega con su enorme talento para crear personajes memorables en el cine. Nos cuenta que está fascinado con algunos futbolistas.

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“Me gusta Cristiano. Es un tipo raro pero un currante de lo suyo"

¿Cuál es su equipo de cabecera?

—Por querencia sentimental, el de mi tierra, el Lugo. Entre los grandes tengo querencia por el Atleti, también porque he vivido mucho tiempo cerca del Vicente Calderón. No soy un forofo. Me gustan los equipos que juegan bien y que dan espectáculo.

—Es más de futbolistas que de equipo

—Sí, me gusta ver jugadores concretos. Veo a Cristiano jugando y alucino. Con Messi también. Me gusta más Cristiano, aunque sea políticamente incorrecto porque el otro cae mejor. Me gusta más Cristiano que Messi, porque es un currante de lo suyo, muy sacrificado, obsesionado con el gol y el equipo. Nunca abandona y lucha en todas las cosas hasta el final, hasta en su propia preparación. Es un tipo raro y también me llama la atención por eso.

—¿Cree que Cristiano interpreta un personaje?

—Me da la sensación de que hay algo muy elaborado y eso, desde el punto de vista del actor, me llama la atención. Hay una construcción muy cuidada del personaje. Ha diseñado cada gesto de provocación, incluso la forma de celebrar un gol o de tirar una falta. Messi parece un tipo espontáneo pero también hay algo calculado en su personaje. Creo que también se prepara la forma de exhibirse. Es lógico, son gente que no pueden abstraerse de la imagen que están proyectando continuamente. Están muy expuestos no solamente en directo a miles de personas, sino mediáticamente a millones, con lo cual, hay muchos detalles que tienen que controlar. Me parece fascinante el mundo del fútbol. Creo que me gusta más la configuración de los personajes que el propio deporte en sí.

—¿Se ha sentido fascinado por los enfrentamientos entre Mourinho y Casillas?

—Admiro la discreción de Casillas, cómo ha manejado todo este asunto y cómo se ha comido un marrón considerable. Ha tenido una marcha difícil. Un tipo que ha sido una de las figuras más relevantes del fútbol de este país y resulta que al final, se ha tenido que ir del equipo en el que todo el mundo pensaba que acabaría. Mourinho desde el punto de vista del actor, también es un tipo fascinante en el sentido de que no te cansas de asistir a sus espectáculos. Es increíble que cada vez se invente algo diferente. Es un provocador nato. Pienso que está un poco devorado por su propio personaje, pero tiene un rendimiento lo suficientemente alto para que todavía lo explote un poco más y no lo destruya.

—¿Dice que el Depor es un equipo pijo y el Celta más underground?

—Creo que sí pero porque las ciudades también son así. Coruña es una ciudad mucho más asentada, más burguesa si quieres y Vigo siempre ha sido una ciudad proletaria cien por cien. Es una ciudad que ha vivido más de lo que le llegaba del mar. Y los equipos reflejan el lugar de donde son, los barrios a los que pertenecen. El Madrid y el Atlético parece que retratan dos ciudades diferentes. No hay forma de separar lo sentimental y lo identitario de los equipos.

—¿Ha vivido con euforia los éxitos de la Selección?

—Sí mucho, es inevitable que vayas entrando en la rueda y te emociones. A parte que ha sido una Selección que creo que va a pasar a la historia porque hay un carácter muy especial de todos sus componentes. La mayoría eran chavales que venían de abajo y comunicaban algo muy importante. Me gustaba el mensaje de aquella Selección. Trascendía lo deportivo.

—Y hablando de la Selección, ¿qué le parece las polémicas con Piqué?

—Creo que es imposible hacer política desde el fútbol. Y menos todavía con gente que tiene un grado de exposición tan inmenso. Pero aún no sé muy bien qué es lo que opina Piqué sobre la Selección y sobre la independencia. No tengo muy claro que haya sido capaz de explicarse. Pero eso sí, genera una controversia inmensa. También es un tipo provocador. Suelta alguna y se monta el circo. La discusión política debería estar en otros ámbitos.

—Si usted fuera presidente, ¿qué medidas tomaría?

—Primero el que yo fuera presidente sería un milagro. Segundo no creo que sea recomendable para nadie y, desde luego, yo intentaría que el nivel de pobreza que hay en este país se paliase de alguna manera. Seguro que se pueden repartir las cosas mucho mejor.

—No va usted de divo.

—No soy un divo con lo cual no debería ir. Lo que pasa es que a veces dicen de uno lo que no pasa y lo que no es.

—¿Deporte hace poco?

—Desde hace más de un año cero. He hecho mucho deporte siempre. Hacía acrobacia, pero tuve un accidente haciendo un flip-flap hacia atrás y tengo dos hernias en el cuello. Era acrobacia teatral y tenías que entrenar mucho, pero en una de estas me caí sobre la cabeza y me reventé el cuello.

—¿Utiliza dobles en las películas?

—Depende de hasta dónde te deje la producción. La última palabra no la tienes tú, la tiene el coordinador de escenas de acción. Si hay algún tipo de riesgo ellos dicen que no. Pero uno intenta hacer todo lo que pueda.

—En su última película sí le han dejado hacer algo, ¿no?

—Sí, en ‘El desconocido’ me han dejado hacer conducción de riesgo. En concreto hay una escena donde me tiro con el coche por unas escaleras hacia atrás. Muy divertido.

—En la película ‘El niño’ también usted tenía escenas con de riesgo con el helicóptero.

—Sí además esas las hacíamos nosotros porque al director Daniel Monzón le gustaba darle ese realismo. Era muy divertido porque íbamos en el helicóptero a ras de agua pero el que tenía el mérito era el piloto lógicamente. De todas formas es un acto casi de fe porque se producen situaciones de alto riesgo que luego las piensas y te acojonas.

—¿Conviene para un actor estar en una forma física determinada?

—Sí claro, conviene. Si hay una pelea la condición física marca porque se repite muchas veces. Parece que no pero a la tercera vez que tienes que hacer una coreografía de una pelea estás acabado. O si tienes que echarte una carrera aunque sea de cincuenta metros. Las caídas también son complicadas.

—¿Envidia las películas de Tom Cruise de Misión Imposible?

—Yo no haría ni la mitad de las cosas que hace este tío. No sé cómo coño hacen para pagar el seguro, porque ese tipo sí que arriesga. Él se cuelga de los edificios y hace casi todas las escenas.

—¿Cómo se preparó el papel de Malamadre en Celda 211?

—Es un trabajo de composición que aúna varias cosas. Por ejemplo había que entrenar la forma física. Series cortas con mucho peso para pillar volumen. Y así cuando ganas masa muscular la actitud corporal cambia. En muy poco tiempo se puede lograr la transformación del cuerpo. En un mes empiezas a notar un cambio fuerte.

—Usted hizo el papel de un ojeador de fútbol. ¿Se preparó de alguna manera especial?

—Hablé con un chico de Santiago que se dedicaba a esto y luego me dediqué a las noticias deportivas. Pero en la peli tenía poca relevancia el personaje. Alguna vez jugamos al fútbol y poco más. Soy muy patoso con el balón, no es lo mío.

—Sin ser excesivamente significado tiene usted un perfil combativo. ¿Entiende que la gente del cine se involucre en temas sociales?

—Creo que cada uno debe decidir en qué nivel quiere participar y hasta dónde lleva su compromiso social o político. También hay momentos en los que uno puede influir en determinados foros. Porque hay colectivos que necesitan de altavoces y que en determinado momento se les pueda puedas echar una mano. Lo que pasa es que enseguida se te echan los perros encima. Cuando apoyas una causa siempre habrá gente que te ataque.

—En la confrontación del cine con el poder político, ¿se ha perdido o ganado algo?

—Creo que el PP es un gobierno vengativo. Ha actuado de una manera muy extraña para ser una institución. Como administración deberían mantener cierta neutralidad porque básicamente tienen que asumir que están expuestos a que la ciudadanía les ponga en tela de juicio. Pero parece en este país que si el ciudadano pone en duda la gestión de un gobierno se le tacha de sospechoso. Ningún político es capaz de gestionar bien las críticas y eso es algo que deberíamos aprender a nivel democrático.

—¿Qué saca en claro del personaje en su última película?

—Que en la vida hay cosas importantes que no siempre las tenemos muy en cuenta. Vivimos en un sistema en el que rápidamente nos hacen olvidar las cosas que realmente importan cuando uno está básicamente en pelotas emocionalmente. En este caso este personaje tiene éxito, reconocimiento social, proyección profesional, pero a nivel personal ha tenido grandes éxitos como son sus hijos y su mujer y el tipo ni siquiera se ha dado cuenta. Cree que van a estar ahí siempre. A este hombre le da un vuelco la vida en treinta segundos y todo lo que importaba está a punto de perderlo. Lo bueno de la película es que el espectador siempre tiene que tomar partido. Obliga a cierto juicio moral.

—¿Dónde se desenvuelve mejor Luis Tosar en el personaje bueno o en el malo?

—Los buenos normalmente tienen una cosa más difícil de defender porque juegas con la incredulidad de la gente. Los personajes malos son más divertidos de hacer.

—En general, ¿quién gana el malo o el bueno?

—Van bastante empatados.

—¿Asume que es un tipo con suerte en un mundo tan difícil como el cine?

—Tengo una familia que me han educado muy bien. Mi entorno familiar es muy descreído y pegado a la tierra. El éxito no les parece fascinante. Esta es una profesión que te ayuda mucho a ponerte en el lugar del otro, a entender al que tienes enfrente. Porque el ejercicio que tienes que hacer continuamente es ese. Uno como actor tiene que intentar entender a los personajes y sus motivaciones.

—¿Qué lugar cree que ocupa Galicia en el mundo?

—Depende.