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ISRAEL | PAKO AYESTARÁN

“En Israel la pasión por el fútbol ya supera al baloncesto”

Nos atiende en Tel Aviv tras desayunar churros. Qué mejor forma de celebrar el triplete con el Maccabi. Quien fuera segundo entrenador tantos años ya vuela en solitario.

Actualizado a
Pako Ayestarán.

¡Felicidades! Ha conseguido el triplete en Israel con el Maccabi Tel Aviv: Liga, Copa y Copa de la Liga...

—Muchas gracias. Pues sí, en el deporte siempre te marcas objetivos y da mucha satisfacción conseguirlos. Día a día hemos sido consecuentes con nuestras aspiraciones y por eso ahora tenemos esa sensación del deber cumplido.

—¿Está obligado el Maccabi a ganar todos los títulos o lo que han hecho es una gesta?

—Por supuesto que pelea por ganarlo todo, es un equipo con un gran potencial. Pero también es verdad que la dificultad está ahí, sobre todo cuando estás acostumbrado a ganar. Lo dijo Lahm una vez: ganar títulos cuando ya los tienes es realmente complicado.

—¿Se imaginaba este triplete cuando llegó a Israel?

—A mi llegada el objetivo era entrar en Champions. En realidad los objetivos parecían perdidos. Faltaba energía. Mi misión fue hacer ver a los jugadores que podían volver a creer en sí mismos. Lo han hecho.

—Y para conseguirlo tampoco se rodeó de jugadores de su misma nacionalidad, como hacen otros en el extranjero.

—No, entre otras cosas porque el máximo de licencias para jugadores foráneos es de cinco. Y también porque cuando yo llegué la plantilla ya estaba confeccionada.

—¿Le ha sorprendido para bien el fútbol israelí?

—Me ha parecido que hay una gran pasión. Incluso diría que la pasión por el fútbol está superando la del baloncesto. Hay dos grandes equipos, Maccabi Tel Aviv y Maccabi Haifa, que son como Madrid y Barça. El Beitar Jerusalén también está haciendo las cosas bien.

—De Pako Ayestarán conocíamos su faceta como segundo entrenador. ¿Por qué tan tarde este paso al frente?

—Tarde no. Nunca es tarde para hacer las cosas cuando tienes convicción. Hasta ahora no había tenido esa necesidad de ser primer espada. Me sentía satisfecho con mi trabajo. Pero los momentos te van dictando el camino y yo sentí que tenía que dirigir. Lo hice en México el año pasado y lo he continuado luego en Israel.

—¿Tuvo inmejorables maestros en Benítez y Emery?

—Todas las relaciones aportan y hacen crecer. Yo he tenido la suerte de trabajar con excelentes entrenadores. Hay cosas que te gustan de ellos y otras que no tanto, y metidas todas en una coctelera te van formando como técnico.

—¿Y qué le espera ahora?

—De momento disfrutar de este éxito y luego valorar qué es lo mejor. Quiero un proyecto que comulgue con mis creencias, sea en Maccabi o fuera.