Cristiano Ronaldo es el ogro del Sevilla con 18 goles marcados
En el Pizjuán, el crack portugués del Madrid ha logrado un poker y un ‘hat-trick’. Cristiano Ronaldo está muy motivado espera reivindicarse tras los pitos del Santiago Bernabéu.
Nada más terminar el partido con el Almería, Ancelotti salió al cruce para defender a su indiscutible estrella: “Aunque Cristiano no marcase un solo gol más de aquí a final de temporada, estaría contento con él. Jamás tuve un jugador que me diera más de cincuenta goles por año”. El Balón de Oro sabe que muchos ojos estarán puestos esta tarde en él tras su enfado del miércoles al irse del partido con el Almería con su saca de goles sin estrenar. El respaldo del italiano le ha reforzado el ánimo en un momento complicado para él, con una parte de la afición silbándole en el mismísimo Bernabéu.
Si hay un equipo y un estadio terapéuticos para el portugués, esos son el Sevilla y el Pizjuán. Los de Nervión son la víctima favorita de Cristiano. Les ha metido 18 goles (en 12 partidos), tres por encima de los 15 que ha metido a Barça, Atleti y Getafe. Lo llamativo es que de esos 18 al Sevilla, ocho han sido en el complicado feudo sevillista.
Año mágico. En 2011 concentró el 7 casi toda su energía goleadora en este estadio. El 7 de mayo de 2011 hizo nada menos que un poker a Javi Varas, en una goleada monumental del equipo de Mourinho (2-6). Apenas siete meses después (17 de diciembre), el Madrid repitió resultado (2-6) y Cristiano se reivindicó de nuevo ante Javi Varas, esta vez con un hat-trick. Esa fue la Liga que terminó ganando el equipo blanco con el récord de puntos (100) y de goles (121). Cristiano se quedó finalmente en su tope histórico liguero (46 goles).
Tras esos siete tantos en el Pizjuán, la temporada pasada metió otro. Fue el 0-1, pero después dos goles de Bacca dieron el triunfo al Sevilla y disiparon las opciones madridistas al título.
Cristiano sabe que en Sevilla tiene hoy una oportunidad de oro para despejar las dudas en un momento clave de la temporada. El Pizjuán y Turín marcarán el paso de un curso que para él y su equipo se debate entre la gloria y la decepción.