Una última ocasión para poder atar Europa y obrar el milagro

Si esta tarde ponen la tele a eso de las 18:55 y ven salir al campo a 22 jugadores cabizbajos y con el gesto congelado, no teman. No se han equivocado de canal. Habrán conectado, como querían, con un espectáculo y divertimento. Aunque lo que vean parezca un funeral. Lo que habrá pasado es que Villarreal y Córdoba reflejan sus estados de ánimo. No están para bromas, saludos efusivos ni guiños ilusionantes. Un equipo, el de Marcelino, encadena siete partidos sin ganar, los contratiempos le han impedido redondear una gran temporada y hace una semana vio cómo Musacchio se rompía el tobillo de forma escalofriante. El otro, colista y con su presidente pidiendo perdón por las esquinas tras tres entrenadores contratados, ya casi ni confía en el milagro. Ganar es la única solución para contrarrestar tantos males.

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Villarreal y Córdoba jugarán sabiendo lo que han hecho sus rivales directos. Y eso, aunque es una ventaja, supone una presión. El Submarino podría asegurar prácticamente su participación en la próxima Europa League si deja a ocho puntos al Málaga. El Córdoba, por su parte, quiere soñar con no ser el peor de la categoría y si puede, agarrarse al tópico: mientras hay puntos sigue la esperanza.

Marcelino no tendrá que darle vueltas a quién pone atrás. Bailly y Víctor Ruiz son sus únicos centrales operativos. En medio dará de nuevo paso a Cheryshev, pulmón, alma y orgullo de este equipo. Y arriba, parece que Gio es fijo y que Vietto (lumbalgia) o Uche, desafinados, le acompañarán. Romero (un punto de nueve) dará continuidad al bloque que empató en Riazor. Para una vez que funciona algo es casi más prudente e inteligente no inventar.

Habrá homenaje para Musacchio

El Villarreal no sólo saltará al césped con Musacchio en sus cabezas y camisetas. Los videomarcadores de El Madrigal mostrarán un vídeo de ánimo para el argentino (“Va por ti Musacchio”) con mensajes de sus compañeros. El central cayó lesionado de gravedad el domingo en Getafe tras romperse el peroné de la pierna izquierda. Cinco meses de baja.