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SABADELL 1- SEVILLA 6

Un Sevilla de dulce pasa como Atila por la Nova Creu Alta

Pese a jugar con sólo dos titulares, Denis y Aleix, arrasó con goles de Kolo, Aspas (tres), Gameiro y Reyes. Forgás marcó para el Sabadell.

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Un Sevilla de dulce pasa como Atila por la Nova Creu Alta
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Está de dulce el Sevilla, que liquidó los dieciseisavos de Copa en Sabadell mezclando trabajo con placer. Son buenos días para el colectivo de Emery, en el que se intuye un buen rollo que alcanza a los que juegan siempre y a los que lo hacen menos. En Sabadell hubo minutos para todos, del principio al final. De su prometedor portero, Sergio Rico, al delantero, Iago Aspas, que cogió con ganas la camiseta que le ofreció Emery y, después de unos minutos de ansiedad, pidió más minutos con tres goles.

Aspas coronó a un equipo que desarmó al Sabadell, desanimado muy pronto por la seguridad que transmite a día de hoy el colíder de la Liga. Con un once en el que sólo se adivinaba un titular y medio (Denis y Aleix, los dos primeros sustituidos en el partido), el Sevilla mantuvo las mismas señas de identidad que convierten a Emery en uno de los entrenadores más fiables del panorama nacional. Olvidó la fragilidad del rival y estuvo intenso, determinante en la estrategia (0-1 de Kolo), inspirado en el 0-2 de Aspas y dominador en la segunda parte. En un partido sin exigencia física, Reyes se lo pasó pipa. Entró por la banda en la primera parte y se divirtió de mediapunta después de la sustitución de Denis. Héctor Cúper definió una vez a un rumano, Adrian Ilie, como un “despilfarro de talento”. Viendo a Reyes, a veces uno piensa igual.

Para el Sabadell, más que la ilusión anual de la Copa el partido fue un suplicio. Frío el ambiente desde el principio, y sin un equipo que le empujase, se entregó a su suerte resignado. El segundo tiempo fue un festival al que se quisieron apuntar todos. El 1-6 final vuelve a dejar en el alambre la credibilidad del formato de competición, que invitará a un partido de vuelta en familia en el Sánchez Pizjuán, mirando de reojo a los octavos.