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CELTA 2 - DEPORTIVO 1

Sergio para un penalti en el 87' y el Celta se lleva el derbi gallego

Nolito adelantó al equipo de Berizzo y Cuenca empató en el segundo tiempo. Larrivey hizo el tanto del triunfo antes de que Mendujanin desperdiciara una pena máxima.

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Sergio para un penalti en el 87' y el Celta se lleva el derbi gallego
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Derbi gallego no defraudó y ofreció un duelo vibrante lleno de alternativas y emoción. Dominio y mejor fútbol local. Corazón y fe inquebrantable visitante. Todo para llegar a un final de infarto con un penalti que dejó al Deportivo con la miel en los labios y el nacimiento de un nuevo héroe en Vigo: Sergio. El sábado salía por la puerta grande del Calderón y ayer cortó las dos orejas y rabo en Balaídos para dar a su equipo tres puntazos que saben a seis. Ya se sabe, era todo un derbi.

De inicio, el bisturí de Víctor que pendía sobre el once inicial tras el 2-8 del Madrid, fue de plástico. Tanto, que el técnico apostó por el mismo equipo titular de la goleada con el único cambio de Lopo por Diakité. El mensaje era claro: 'Ahí tenéis una segunda oportunidad'. Pues bien, lo que se encontraron fue la continuación de la orgía goleadora blanca, porque a los cuatro minutos Nolito ya había adelantado al Celta. El gaditano, tras un gran control, puso a bailar a Sidnei en el área y sorprendió a Lux con un golpeo seco y raso.

Para el Celta era el guión soñado, o más bien el guión previsto, porque los de Berizzo se han adelantado en el marcado en los cinco partidos de Liga. ¿Cómo? Con una presión asfixiante al rival con un Radoja omnipresente y un trato exquisito del balón. Perfectos en defensa, peligrosos en ataque, sobre todo cuando el dúo dinámico que forman Orellana y Nolito se asocian.

Las buenas noticias para el Depor eran que poco a poco, muy poco a poco, lograban rascar balón y pasar la línea de medio campo. Pero sobre todo, que el marcador no se movía, que llegaban al descanso vivos y con 45 minutos por delante para encontrarse a sí mismos.

Y lo hicieron. Recuperaron el balón, comenzaron a asediar y Cuenca culminó una gran jugada colectiva para empezar a soñar. Larrivey borró la sonrisa de Lux en un córner al ganarle la partida al meta deportivista. El tanque argentino vale su peso en oro, porque además de trabajar por dos, no falla en su cita con el gol en Balaídos.

De infarto. Cuando el partido parecía ya plácido para el Celta, el Depor sacó coraje, fe, fútbol. Unos condimentos que hicieron olvidar el varapalo del Real Madrid y que abren esperanzas. De esa fe, y de la calidad de un central como Sidnei, llegó el penalti decisivo. Faltaban dos minutos, era realmente la última jugada, y ahí voló Sergio para la explosión de Balaídos y las lágrimas de A Coruña. Gran derbi, sí señor.