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VILLARREAL 4 - RAYO 2

Vietto lidera la remontada

El Rayo, que llegó a ir 0-2, con goles de Kakuta y Bueno, acabó superado por el Villarreal. Marcaron Espinosa, Musacchio y Vietto, que hizo doblete.

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Vietto lidera la remontada

Dos equipos y cuatro caras diferentes. El Rayo enganchó en la primera mitad y pidió oxígeno en la segunda. El Villarreal, justo al contrario, se arrastró en los primeros cuarenta y cinco minutos y pese a haber jugado el jueves voló con las rotaciones en el resto del encuentro. Cosas del fútbol y la mente. Nada tiene que ver el cansancio para explicar este partido de locos. De ahí que a la media hora de juego el Rayo mandase 0-2 y lloviesen los elogios a los goleadores, Kakuta y Bueno, y que en el descuento el Villarreal buscara una goleada redentora ante una afición que llegó pitar su inicial puesta en escena. Sin duda, un partido divertido con dos estilos atractivos que confirma el gran arranque del Villarreal y que le recuerda al Rayo, otro milagro con 17 fichajes por ensamblar, que aferrar todo su plan al ritmo del talentoso Trashorras es tan espectacular como peligroso.

El Rayo comenzó mostrando su mejor cara. Con el balón como protagonista, con la portería siempre en mente y sin esos riesgos en la salida que tanto le penalizan. Fruto de tanta entereza llegó su primer gol. Con un centro desde la derecha de Tito y un cabezazo de Kakuta tras trazar una perfecta diagonal desde su costado. El Villarreal no daba respuesta. Espinosa y Cani no aportaban ni en ataque ni en defensa y la zaga restaba estabilidad repleta de nervios. El centro del campo era de Trashorras y el balón de Bueno y Leo. Por eso El Madrigal se impacientaba. El 0-2 acabó por desesperar a un Submarino contracorriente. Esta vez Bueno estuvo listo ante una buena parada de Asenjo previo remate de Leo a un centro de Zé Castro. El panorama hacía pensar en que el Rayo iba a tomarse la revancha del 9-1 global de la temporada pasada. Hasta que una aparición estelar de Uche (otra) habilitó a Cheryshev ante el portero. Falló, porque ha demostrado en cuatro días que definir aún no es lo suyo, pero el rechace cayó en los pies de Espinosa para ajustar el resultado y devolver la alegría a su equipo. No es casualidad que Uche pudiera empatar a los tres minutos tras controlar un pase al hueco de Bruno y sortear al portero. Su remate, solo, se estrelló en el palo.

El descanso, con las pizarras de por medio, enfrió al dueño del partido y removió las conciencias del perdedor. Villarreal y Rayo fueron otros. Pareció que intercambiaron las camisetas. El equipo de Marcelino regresó a su incómoda presión y a su eléctrico juego vertical. El Rayo volvió al tran tran que le afea y a los riesgos en la iniciación. El balón, entretanto, regresó a los pies de Bruno y así, comenzó el monólogo del Villarreal. Su premio llegó a balón parado, en un córner en el que Musacchio arrolló a Tito fruto de la diferencia de centímetros. Con el empate, llegó el momento en el que Cristian Álvarez se vistió de héroe, a sabiendas de que el panorama era clarividente: se trataba de un parche momentáneo.

Los cambios acabaron por empeorar al Rayo y envalentonar al Villarreal. Unos, porque descompusieron la defensa rayista (Quini por Morcillo). Y otros porque devolvieron la cordura (Cheryshev en banda y Vietto arriba). Con el extremo ruso en la izquierda y el argentino junto a Uche llegó la versión castellonense más reconocida. Apertura al espacio, centro y remate. Dos veces repitieron la fórmula entre Cheryshev y Vietto y dos veces desnudaron al Rayo. Y varias más hubieran llegado si el partido no acaba. Para respiro de Trashorras y sus 10 fieles y para alivio de un Madrigal demasiado impaciente.