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Celta | Carlos Mouriño

“En dos años será el momento de dar el salto futbolístico"

Tras finalizar noveno la pasada temporada, iniciar esta Liga con grandes sensaciones y haber saneado sus cuentas, el Celta desprende optimismo. Su base, la cantera.

Actualizado a
Carlos Mouriño
SALVADOR SAS

Acaba de cumplir ocho años como presidente del Celta. ¿Está viviendo sus días más felices en el cargo?

El emigrante gallego que sumó fortuna y desgracias

Como tantos paisanos suyos, el actual presidente del Celta nació en Galicia, pero los años claves de su vida transcurrieron al otro lado del Atlántico. La historia de Mouriño es la de un emigrante triunfador. Su abuelo ya era empresario en la comarca de Vigo y ese espíritu emprendedor lo heredó y lo puso en práctica en México su nieto Carlos. Abandonó España en 1982 y acumuló fortuna, sobre todo, tras la compra de una cadena de gasolineras. Hace diez años decidió volver a su tierra natal para cumplir alguna de las aspiraciones que había dejado aparcadas como ser el presidente del club de su ciudad. En México quedó parte de su familia y esa separación resultó trágica. Su hijo Juan Camilo falleció en un accidente aéreo cuando era Secretario de Gobernación y apuntaba a presidir el país. Además, un nieto murió mientras jugaba en la piscina de su casa. El drama personal de esta familia coincidió con la etapa más crítica del Celta en décadas. Mouriño cogió el club disputando la UEFA y en dos años descendió a los infiernos hasta verse cerca del abismo de la Segunda B. Con una deuda económica insostenible, las decisiones del nuevo mandatario resultaron desastrosas. Puso el futuro céltico en manos de técnicos como Stoichkov y Pepe Murcia. Cuando el hundimiento parecía irremediable apareció la cantera, el pilar innegociable de este proyecto, al rescate. Iago Aspas ejerció de salvador en un partido a todo o nada contra el Alavés. A partir de ahí, la suerte empezó a sonreírle al emigrante retornado, que encontró en el fútbol el consuelo necesario para seguir luchando.

—No valoro el momento del presidente, valoro el del club y esta entidad está disfrutando de un momento muy dulce. Nunca estuve nervioso y usé mucho la tranquilidad cuando vinieron mal dadas.

—¿Se arrepintió alguna vez de haberse metido en este lío?

—Nunca.

—¿Ni cuando el equipo estaba a punto de bajar a Segunda B y con una situación económica cercana a la quiebra?

—Nunca.

—Un hombre de negocios como usted, con la vida totalmente solucionada en el plano económico, ¿qué objetivo busca entrando de pleno en el mundo del fútbol?

—Cumplir mi aspiración. Mi meta, mi sueño, siempre fue ser el presidente del Celta. Desde que era un niño esa ilusión rondó por mi cabeza.

—Cuando el club se acogió a la Ley Concursal la deuda era de 69 millones y ahora es de 4. ¿Cuál fue la clave para salir de ese profundo bache?

—Muchísimo trabajo y disciplina. No se podría llevar a cabo sin un gran equipo que estaba detrás. El director general Antonio Chaves lideró este proceso en el que no puedo destacar a nadie en particular porque todo el equipo se implicó muchísimo. La labor financiera fue tremenda, pero también nos desgastó mucho. Con muchísimo esfuerzo hemos podido salir hacia adelante. Todo lo que nos planteamos se ha ido cumpliendo a rajatabla.

—¿Comprende que hay sectores en la sociedad a los que les molesta el trato que reciben los clubes de fútbol a la hora de negociar sus deudas con instituciones públicas y financieras?

—Nosotros realizamos un enorme esfuerzo para cumplir sin privilegios. Nos comprometimos a pagarle a Hacienda una cantidad impresionante de dinero y lo hemos conseguido. Igual que lo hicimos nosotros, lo pueden lograr los otros equipos de fútbol.

—La inversión en la cantera nunca la negoció. ¿Ha resultado tan rentable como parece apostar por la base?

—Totalmente. Fíjate si lo tenemos claro que nuestro objetivo es construir una nueva ciudad deportiva. Todavía le tenemos que dar muchísimo más a nuestra base. Hemos ido profesionalizando a los entrenadores de los niños hasta donde nuestras posibilidades económicas nos permiten.

—De todos los canteranos que ha traspasado, ¿a cuál le gustaría más volver a ver defendiendo la camiseta celeste?

—Absolutamente a todos. Por mi forma de ser me cuesta mucho cuando se va un canterano. Si yo pudiera algún día tener a Joselu, a Denis Suárez, a Rodrigo, a Iago Aspas... tendríamos un equipo muy bueno. Soñar no cuesta dinero.

—Una de las joyas de A Madroa que aún está en el primer equipo es Santi Mina, pero se ha quedado fuera de la convocatoria en las dos primeras jornadas. ¿Se plantean cederlo si continúa así en enero?

—Nosotros haremos siempre lo que consideremos mejor para las dos partes y tenemos que ir viendo cómo se desarrolla la temporada. El Celta está por encima de cualquier persona. Santi es un jugador extraordinario con un potencial tremendo. Creemos que va a triunfar en el Celta. A partir de ahí, nosotros lo que no podemos es garantizarle minutos a ningún jugador. Eso es algo que decide el entrenador.

—¿Los agentes de los jugadores son enemigos de un proyecto de cantera?

—Lógicamente. Para ellos es muy fácil ponerse en la postura de no renovar a jugadores y esperar al último momento. Si no se les paga lo que quieren, se los llevan libres. Eso lo estamos viviendo en este club y seguirá sucediendo siempre. Sin embargo, muchas veces la opinión del jugador pesa más que la de su agente.

—En su última rueda de prensa afirmó que este verano han rechazado un total de 38 millones de euros en ofertas por jugadores de la plantilla. ¿No es un lujo para esta institución con un proyecto de un nuevo estadio y de una nueva ciudad deportiva sobre la mesa?

—Sí, es un tremendo lujo desechar esas propuestas y no sentarse ni a estudiarlas. No las hemos aceptado por si nos daban uno o dos millones más. Las rechazamos por ser fieles a nuestra filosofía. Si podemos, no desmontamos el bloque. Tenemos un equipo que nos está respondiendo y que terminó la temporada pasada muy bien. Pretendemos conservar esa base y reforzarla con algunos fichajes. Creemos que la afición se merecía tener un equipo que le diera continuidad a las alegrías de la segunda vuelta del último curso. Pensamos mucho en la afición y nos olvidamos del dinero. Por supuesto, mantener el equipo no garantiza resultados, pero estamos muy esperanzados.

—En los últimos días han ampliado y mejorado los contratos de Nolito y Hugo Mallo. ¿El próximo es el de Krohn-Dehli?

—Estamos trabajando en esta situación, pero también otras que tenemos pendientes de renovar. Los plazos se van acortando y no nos podemos despistar. Krohn-Dehli es un jugador importante dentro del esquema del equipo. Tenemos que estarle agradecidos a varios jugadores porque han aparecido ofertas irrechazables y ellos han realizado un esfuerzo para continuar en Vigo.

—Con las cuentas más saneadas que nunca, curiosamente este verano ha sido en el que menos se han gastado en fichajes desde que el Celta regresó a Primera...

—Sólo necesitábamos apuntalar algunos puestos gracias al trabajo que empezó hace mucho tiempo. Todo esto se inició con Eusebio Sacristán, después le dio continuidad Paco Herrera y ya, no digamos, Luis Enrique. Ahora Berizzo ha llegado para seguir con la misma idea de juego. Si ya no tenemos que gastar tanto en incorporar futbolistas, vamos a invertir esa parte en otras cosas para hacer más granda esta institución. Es la pretensión que tenemos.

—¿Luis Enrique le aportó más de lo que esperaba?

—Sí, porque consiguió darnos ese salto de equipo al que quiere venir un entrenador importante. Esto se ha visto refrendado después con lo de Berizzo. A mí me quedó grabado lo que dijo nuestro actual técnico de que necesitaba más al Celta, que el Celta a él. Esa frase en el momento de estar iniciando una negociación es lo que buscábamos. Lo mismo sucedió con Luis Enrique, que nos colocó en un mercado que no teníamos.. Ojalá que cuando se vaya Berizzo aparezca otro entrenador que repita esas palabras.

—¿Por qué fueron a buscar un técnico sin experiencia en Europa como Berizzo?

—Lo veníamos siguiendo y teníamos magníficos informes. Hay que reconocer con total sinceridad que si el anterior entrenador se hubiese quedado, él no habría venido. La posibilidad de que a Luis Enrique le apareciese una propuesta importante siempre estuvo sobre la mesa y estaba hablado con él. Una vez que se confirmó, lo natural era ir a por Berizzo.

—Berizzo fue jugador del Celta, ¿ve a un futbolista de la actual plantilla como es Oubiña entrenando al equipo dentro de unos años?

—La decisión será suya. Sabe que siempre tendrá las puertas abiertas. Fue nuestra referencia de cantera desde que entramos y sigue siendo. Somos conscientes de lo que ha sufrido con las lesiones y queremos ese tipo de jugador comprometido con el club.

—¿El objetivo de esta campaña es la permanencia o se puede apuntar más alto?

—Tenemos ilusión para hablar de algo más, pero lo primero es asegurar la categoría. Después si van llegando los resultados ya se verá. Dentro de dos años será el momento de dar el cambio futbolístico. Lo que hablábamos antes de intentar recuperar a los canteranos que se han ido, quizás pueda ser una realidad a partir de entonces. Nos quedan sólo cuatro millones de deuda por pagar y con otros ingresos que podemos reunir, existiría la opción de realizar un fichaje importante. Tendremos una perspectiva más importante a la que existe en este momento.

—¿Luchar por volver a Europa es su ambición personal en un futuro a medio plazo?

—Más que pelear por Europa, lo que me gustaría sería dejar un gran club de fútbol. Eso quiere decir tener algo más que un gran equipo, como sucedió no hace muchos años aquí. Pretendemos construir una nueva ciudad deportiva, una nueva sede para el club, la reforma de Balaídos y seguir palpando la unión que hay entre la ciudadanía de Vigo con el Celta. Ahora hay habitantes de esta ciudad que no son aficionados al fútbol, pero que nos ven como un referente de nuestra tierra. Eso es lo que más me importa.

—Cuando el nuevo Balaídos sea una realidad, ¿será el momento en el que dé por culminada su etapa en el club y se centre en otros aspectos de la vida como la familia?

—No, tengo un gran apoyo de los que me rodean. Sería imposible sin ellos porque me apasiona mucho este deporte. Asisto a ver los partidos de los infantiles, cadetes, juveniles... eso te lo permite una familia muy benevolente que se sacrifica mucho por mí. La meta importante será la ciudad deportiva, aunque estamos hablando de una obra de doscientos mil metros y será una obra inmensa. No me planteo su finalización, sino dejarla bien encauzada. Sería una gran satisfacción personal.

—Es decir, que Carlos Mouriño aún no tiene fecha de caducidad como presidente.

—A día de hoy no, aunque eso no quiere decir que mañana no la tenga. Entramos ya en una edad que cualquier contratiempo de salud puede impedirte seguir con tu trabajo. Mientras yo físicamente esté bien, y lo estoy porque por suerte no he tenido ningún problema de enfermedad, todavía me veo con fuerzas suficientes para seguir trabajando y dejar encarrilados los proyectos que ahora tenemos sobre la mesa.