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Real Madrid Castilla | Análisis

Zidane: frío, estratega y psicólogo en su estreno

Con un carácter tranquilo, muy atento al juego de los suyos... Así vivió el francés su primer partido como entrenador en solitario al frente del Castilla.

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Zidane: frío, estratega y psicólogo en su estreno
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Aparente frialdad. A diferencia de algunos partidos de la temporada pasada, cuando era el ayudante de Ancelotti y sorprendió al vérsele dar instrucciones y gritar en momentos de tensión, en su estreno con el Castilla (victoria 1-0) ante el Guadalajara, Zidane estuvo muy comedido. Sin apenas aspavientos, salvo algunas leves protestas al colegiado Moreno Aragón. Sólo denotó su nerviosismo un detalle: se pasó el partido fuera de su área técnica. Pegado literalmente a la cal. No había cuarto árbitro, ¿y quién le iba a decir nada a una leyenda como Zidane? No se sentó en el banquillo por primera vez hasta el minuto 29... y sólo duró 30 segundos.

No alzó la voz. No es un entrenador ‘gritón’. No se le escuchó una palabra hasta el minuto 3. Un “¡Va, va!” para soltar tensión. Hasta el minuto 14 no empezó a dar instrucciones. “¡Fácil, fácil, no perder!”, le gritó a su centro del campo. Mientras que al técnico del Guadalajara, Carlos Pérez, se le entendían todas las instrucciones desde la grada, los decibelios de Zidane eran muy inferiores.

No da la ‘chapa’. A diferencia de algunos técnicos que no paran de guiar con instrucciones a los jugadores que le pillan más cerca, atosigándoles con correcciones continuas, Zidane sólo llamó una vez al lateral de su zona. Fue con su ‘dos’, Arroyo, en la primera parte. Quería más dos contra uno para atacar por esa zona al Guadalajara.

Atento al mediocentro... Zizou optó en las dos partes del amistoso por el mismo sistema, un 4-2-3-1. Mucho peso para el mediocentro que inicia el juego. En la primera mitad, estuvo muy encima de Lucas Torró y en la segunda, de Melero. En el 16’, una pérdida fácil de Aguza que propició una contra del Guadalajara le hizo mostrarse por primera (y quizás única vez en la tarde) enfadado. Dio una palmada con violencia. “¡Sitio, sitio, sitio!”, fue su respuesta, pidiendo un repliegue rápido.

... Y al balón parado. Zidane estuvo muy pendiente de la estrategia, colocando a sus chicos. Y en la segunda parte, animando las entradas del central Pulido de cabeza.

El toque rápido. El galo quiere que su equipo salga tocando el balón, pero no recreándose. En el 23’ le repitió la consigna a Torró y Aguza: “¡Un toque, dos toques!”. Aún así, al Castilla le costó imprimirle la precisión y sobre todo la velocidad que pedía su técnico. Por eso, en cuanto en el 73’ vio a su equipo dar cuatro pases inofensivos y pasivos entre los mediocentros y los centrales, se le vio molesto. “¡Cambia!”, fue la orden.

Cónclaves. Hasta tres veces (minutos 17, 31 y 44) se juntó con David Bettoni, su asistente ‘táctico’, para ver cómo corregir errores. Bettoni se mostró muy pendiente de colocar a Burgui. De vez en cuando, en momentos puntuales, Zizou se giró al banquillo para pedir consejos a Bettoni y a Santi Sánchez, su segundo y el hombre que pondrá el carnet hasta que Zidane se saque el último nivel del cursillo de entrenadores. Mientras no lo tenga, la normativa de la RFEF le impide firmar la ficha como primer técnico.

Pedagogo. Zidane estuvo muy encima del estado físico de sus jugadores y del psicológico. En el descanso se centró en saber cómo estaba Aguza (tenía un vendaje kinesiológico en una rodilla) y en el 64’ estuvo pendiente de cómo le cerraban la brecha de la cabeza a Melero. Al acabar el partido, felicitó uno por uno a todos sus chavales. Primero a los del banquillo y luego se preocupó de entrar al campo y buscar uno a uno al resto. Detalle de líder.

Protegido. Tras despedir a sus chicos, se encaminó a la grada y estuvo cinco minutos firmando autógrafos. Antes del partido había estado dentro del túnel. El Madrid le protege: Zidane no habló para los medios tras el partido y el club asegura que de momento no concederá entrevistas.