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TENERIFE 3 - NUMANCIA 2

La magia del Heliodoro hace levitar al Tenerife

Había casi 14.000 espectadores y el ambiente era el de las grandes ocasiones. Y el partido no fue menos ante un duro rival.

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La magia del Heliodoro hace levitar al Tenerife
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Cuando arrancó el partido ya había una diferencia sustancial respecto a los otros domingos de fútbol en el Heliodoro. Había casi 14.000 espectadores y el ambiente era el de las grandes ocasiones. Así que recordó la imagen del fortín blanquiazul al de los años en Primera. Agradar no resultó fácil para el Tenerife, que es sinónimo de entrega y compromiso siempre. Eso sí, enfrente tuvo a un hueso durísimo. Era el Numancia, ordenado y sensato, que a punto estuvo de arruinar la fiesta. Remontando, la victoria a los canarios les sabe mejor.

Cervera optó por el once de gala para una contienda intrincada desde el inicio. Apenas habían transcurrido unos segundos cuando un córner botado por el ‘proscrito’ Julio Álvarez desde la derecha culminó con un buen remate de Juanma. Fue un aviso. Sin embargo, el conjunto local ganó en intensidad y ritmo conforme avanzaron los minutos. Ricardo dispuso de una primera opción en un disparo lejano y luego una gran jugada de Cristo se quedó sin rematar por parte de Ayoze.

El choque se puso aún más difícil por un percance inesperado. Era la lesión de Cristo, reemplazado de urgencia por Juanjo. La permuta cambió la fisonomía del Tenerife, pero no mudó su dominio. De hecho, la ocasión más clara estaba por llegar. Moyano se encontró con un balón de oro para hacer el 1-0, pero su fuerte disparo se fue a la madera. El equipo anfitrión iba a más.

En el afán de madurar el partido, la escuadra de Cervera fue lo más parecido a un martillo pilón. Fue a los 38 minutos cuando, por fin, el marcador quebró. Cesó la resistencia numantina gracias a un servicio magnánimo de Ayoze, excelso en la asistencia a Aridane, que no falló. A solas en el duelo con Rivas, el grancanario marcó. Desde entonces, el guion cambió.

Llevado en volandas por un Heliodoro desatado, el Tenerife se aproximaba a los puntos. Pero la tarde iba a torcérsele. Tras merodear el empate, el Numancia lo firmó finalmente por mediación de Enrich, que batió por bajo a Roberto (54’) y volvió la contienda a la partitura original. Luego, Juanma adelantó a los sorianos. Tuvo mérito el cuadro local, con la voluntad y la capacidad para reponerse de nuevo e igualar con la intervención providencial de Juanjo. El empate iba a ser un mal menor cuando Rivero, sublime, mandó a la red el balón del 3-2. La remontada, heroica, corona al Tenerife y le sitúa a las puertas de algo grande. La tarde fue mágica en el Heliodoro.