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Gareth Bale: el chico de Cardiff que llegó a ser estrella

Ferguson y Wenger lo dejaron escapar cuando tenía 16 años. Gwyn Morris, su profesor de Educación Física, describe al jugador galés.

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Gareth Bale: el chico de Cardiff que llegó a ser estrella
DIARIO AS

Es domingo y el Whitchurch High School del humilde barrio del norte de Cardiff donde Bale creció es un desierto verde. No hay un alma en las extensas praderas en las que se salpican oxidadas porterías de fútbol y tres palos de rugby. Hay que hacer un esfuerzo para imaginar que por estas aulas y campos ahora vacíos deambulaba entre el bullicio escolar un chico de piernas lánguidas cargado de sueños que estaba llamado a convertirse en el jugador más caro del mundo.

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El esfuerzo es menor para Gwyn Morris, el profesor de Educación Física de aquella camada de deportistas: “Fue una quinta excepcional. El mismo año que Bale era nombrado mejor jugador joven y senior de la Premier simultáneamente, Warburton era elegido capitán de la British and Irish Lyons de rugby. En esos años estaba el medallista olímpico de ciclismo Geraint Thomas”.

Morris habla de una época en la que Bale tenía 14 años. Ya militaba en las categorías inferiores del Southampton, al que llegó con nueve años: “A ellos no les importaba que Gareth hiciera otros deportes. Lo fomentaban. Compartió equipo de rugby y fútbol con Warburton, hacía atletismo (corría los 100 metros en 11,4 segundos), e incluso hockey...”.

El propio Warburton reconoce que podía haber llegado lejos en el rugby: “Lo tenía todo, habilidad, era un rayo... Se llevaba de calle siempre la modalidad de velocidad y los 1.500 metros en los campeonatos escolares. Pero, en el fútbol no había quién le tocara. Tenía un misil en la izquierda. Yo quería emularle...”.

Tal era su superioridad, que el profesor Morris le imponía unas reglas especiales: “No le permitía tocar el balón con la izquierda en los partidos de entrenamiento. Si lo hacía, era falta para el contrario”.

Aun así, su destreza física y con el balón tenía un pero: su escasa masa muscular. Quizá por eso Wenger y Ferguson dudaron de él al final cuando pretendieron ficharle con 16 años. El Tottenham ofreció primero cinco millones, luego 10, y se llevó un proyecto de futbolista. “Reconozco que fue un error preferir a Walcott (el mejor amigo de Bale en el Southampton), no necesitábamos otro lateral realmente”, llegó a decir Wenger.

“Era un chico endeble, y de repente, hace cuatro años, se convirtió en un peso pesado de boxeo...”, afi rmó Ferggie. Los inicios de Bale en el Tottenham fueron más que complicados. Primero una lesión en el tobillo (le pusieron una placa que aún lleva) en 2007, y luego una de ligamentos en la rodilla en 2008.

Y un triste récord: no ganó ninguno de los 24 primeros partidos tras su debut. Redknapp incluso lo puso en venta por tres millones de euros, pero el Birmingham se echó finalmente atrás porque Bale estaba lesionado. Para recuperarse siguió un plan especial de musculación y consiguió emerger como un Supermán. El hat-trick al Inter en 2010 fue el punto de inflexión. El chico de Cardiff es ahora... el Chico de Oro.