Alfaro el conquistador

Liga Adelante | Las Palmas 0 - Tenerife 1

Alfaro el conquistador

Alfaro el conquistador

carlos díaz

Decidió el derbi con su gol a la media hora. Pino Zamorano erró al invalidar un mano a mano de Gerardo con Aragoneses. Oltra impuso su plan

El Tenerife tiene motivos para presumir. Ganó el derbi, lo hizo con margen y eligió un día estratégico inolvidable. En territorio enemigo y con su gente en minoría, reventó el clásico con un gol gestado en un saque de Aragoneses y que modeló Alfaro, que esperó la suya y convirtió en oro un balón anónimo, caído de López Ramos en un despeje deficiente. Alfaro la clavó en la red salvando las piernas de David García y el aliento de Miguel, que no le alcanzaron tras un control orientado que le retrata. Un hombre de área de pieza entera, dispuesto siempre a armar la bota y buscar los ángulos imposibles. La pelota caminó sin prisas, casi pidiendo permiso. Pero entró ajustada, esterilizando los guantes de Santamaría, al que casi nunca le lavan la cara con zarpazos desde más allá de la frontal. Alfaro se desató al constatar los efectos de su golpeo. Corrió a la banda, apretó su nariz con el pulgar y extendió la palma. Había prometido a un programa de televisión que haría algo especial. Es cumplidor y no falló. A él acudieron todos. No era para menos. Ponía en franquicia el clásico y silenciaba el Gran Canaria, al que le tocó soportar muy buenos ratos de Oltra y compañía, con Ricardo y Richi campando a sus anchas. Ya al final, los focos le siguieron.

Era el héroe de la noche y Alfaro correspondió con esa sonrisa rotunda que tiene reservada para las grandes ocasiones. Anoche en Los Rodeos fue venerado junto al resto del equipo. Hoy se perderá en Andalucía para disfrutar con su gente de un día en el que hizo más grande al Tenerife. Porque un derbi es un derbi. La frase está patentada. Pero la carga emocional que comportan estas citas bien merece retóricas y adornos semánticos.

Fiesta en el Tenerife y luto ligero en la Unión Deportiva, que, definitivamente, sigue enjaulada. Su fútbol genera más sospechas que certezas y ni siquiera en su día grande como local supo adecentar algunos de los vicios que mantienen al equipo en los sótanos de la clasificación. El pelotazo, con Samuel y López Ramos como pateadores profesionales, ha secuestrado el talento. Santamaría está demasiado expuesto, sin el abrigo de antaño, y arriba Márquez pelea por cueros imposibles, a alturas y velocidades improcedentes. Aún así, con lo poco que ofreció tuvo chance. Aragoneses le sacó un remate a Pablo con una parada soberbia. Era el minuto diez y el portero, que centraliza debates como nadie, se sacó del alma una intervención memorable. De no ser por Aragoneses, al Tenerife le hubiera tocado vivir en desventaja, el guión opuesto y vayan a saber si definitivo. Al rato, Pino Zamorano hizo mal en fiarse de su juez de línea y amputar un mano a mano de Gerardo con Aragoneses. No hubo gol anulado. Aunque es fácil adivinar el desenlace con el asturiano encarando libre de ataduras al portero. Gerardo estaba habilitado por medio cuerpo. Fue un arranque gaseoso, con ocasión inmejorable y amago del mismo calibre. A partir de ese momento, Ricardo y Richi decidieron que ya estaba bien de licencias y publicitaron su sociedad. El Tenerife bajo estos faros tiene argumento suficiente para prosperar. Si lo hizo en Gran Canaria puede permitirse otra exhibición de suficiencia en el sitio que le venga en gana.

Luego llegó el balazo de Alfaro, cloroformo para el partido y las angustiosas peticiones de Las Palmas, que mejoró su cuota de balón pero que no alcanzó a más. Juan Manuel Rodríguez acudió a magia (Jorge y David González) y martillo (Saúl). Tampoco. Con decir que fue Ezequiel Luna el que animó al personal mandando la bola al larguero de su portería en un intento de abortar el peligro queda todo resumido. Oltra miró el reloj mil veces. Quería ganar su primer derbi y su pizarra tuvo más luz que de la de su colega y amigo en el banquillo. Acertó en casi todo. Por eso presume de su Tenerife. Felicidades.

El detalle: no caía en casa desde marzo

La Unión Deportiva Las Palmas no perdía un encuentro en su campo desde el pasado mes de marzo. Entonces lo hizo frente a un Málaga hoy en Primera. Ocho meses después, el Tenerife rompió el embrujo del coliseo amarillo cuando más duele. En un derbi con casi 30.000 espectadores.