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Primera | Novena jornada

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Madrid y el Barça ganaron, unidos esta vez por un fútbol tan gris como efectivo. Villarreal y Valencia pincharon y a ellos se acercan ahora Espanyol y Atlético en la lucha por la Champions. Por abajo, más apuros para el hundido Levante, para el Getafe y para el Valladolid, que volvió a tirar por la borda un 0-2 a domicilio.

El personaje: Guti

La reflexión la tomo prestada de Paco González, director de Carrusel: ?A Gago le deberían poner vídeos de Redondo y al Madrid, de la primera y la segunda jornada?. Sucede lo contrario con Guti, al que habrían de prohibirle cualquier recuerdo futbolístico del pasado si quiere olvidar ese amplio currículum de enfant terrible (cumple en dos días 31 años), de futbolista irregular con complejo de Sherezade, la protagonista de Las mil y una noches. En la historia, Sherezade está obligada a contar un cuento cada ocaso si quiere librarse de la muerte. En el Madrid, Guti pareció condenado a cambiar un gran pase o un buen partido por una nueva ocasión de reivindicarse, de mantener el sitio en el once titular... Pero a la primera o segunda pifia le llegaba siempre el banquillazo. Schuster le ha quitado la presión por fin, y la excepción se convierte estos días en regla. Ante el Depor, como tantas veces en las últimas semanas, el fantasista de Torrejón volvió a deleitarnos con un recital de últimos pases, no existe nadie en España que interprete la suerte como él... Y un Madrid más gris que brillante conservó el liderato subido en su calidad y en la pegada de Raúl: ese coetáneo de Guti que vive ahora también (y no es la primera vez, en su caso) en un bonito estado de gracia.

Jiménez y la fidelidad

Del Nido presentó a Manolo Jiménez como el antagonista de Juande Ramos, ese técnico traidor que acababa de huir al Tottenham por la puerta de atrás: "Aquí tenéis a Jiménez, uno de los nuestros". Contra el desplante, la fidelidad eterna. El ex lateral zurdo nació, creció y casi se retiró en el Sevilla, negándose incluso a fichar por el Madrid de su tiempo. Luego, como entrenador, ha rechazado jugosas propuestas de banquillo con la esperanza de entrenar algún día al primer equipo del club de sus amores. El sueño se ha cumplido y un partido es demasiado poco como para juzgar al nuevo técnico de Primera, pues la máquina que ganó ayer al Valencia ya estaba engrasada. Eso sí, el Sevilla de Jiménez arrancó con las mismas virtudes del de Juande, o quizá alguna más: la de estar dirigido desde la fe en un sentimiento.

Alcaraz, ese técnico de 'perfil bajo'

Le apodamos el gurú por la magia con la que asaltó el Bernabéu y la final de Copa de 2003 al mando del Recre, y el sobrenombre nos lo imaginamos color sepia porque a Alcaraz llevamos viéndole la jeta en los resúmenes hace muchos años ya. Pero sólo ha cumplido 41 y, sin su bagaje, aún se le podría considerar un juvenil de los banquillos. Tras ganar ayer, su Murcia mira más hacia arriba que hacia abajo y Lucas no sacará pecho, "entrenador de perfil bajo" le llaman. Vivimos en tiempos de demagogia y su gesto serio, su peinado ochentero y sus pocas ganas de protagonismo no son el mejor reclamo mediático. El fútbol de sus equipos siempre ha hablado por él.

Forlán y kun: manada de tiburones al área.

Agüero controló con el pecho y el balón le salió muy largo, en dirección hacia la nada. Donde casi todos, incluido algún defensa del Levante, apreciamos un error, Forlán vio una ocasión clara. Dio dos pasos hacia delante, se perfiló y marcó otro gol más que añadir a la cuenta de la pareja de ataque rojiblanco, a la que llueven flores y piropos: calidad, precisión, pegada. Básicamente, la cuestión reside en el instinto, en ese oler el gol como si fuera sangre. Juntos, Forlán y el Kun se multiplican por mucho más de dos: cuando pisan tu área es como si acabaran de meterte en el jacuzzi una manada de tiburones. Antes de que te quites el albornoz ya te habrán dado algún mordisco.

La ansiedad pone grilletes al genio de Llorente.

Llorente salió faltando 15 minutos y en apenas dos ya había creado más peligro que nadie a ese Betis ramplón que asomó por San Mamés. Primero se movió en el área como por una autopista, con un eslálon maradoniano. Después se inventó una delicatessen de control orientado que le dejó solo ante Ricardo. Pero ambas acciones acabaron en un chut apresurado y flojo, víctima sin duda de la ansiedad que no acaba de quitarse Llorente, un Superman con los bolsillos repletos de kryptonita. Quizá Caparrós, el motivador de Utrera, debería confiar más en el que hasta hace pocos meses nos parecía a todos el nuevo Ibrahimovic. Aunque la comparación con el sueco, seguramente, añada un poco más de presión al delantero riojano.

Vértigo, con V de Villarreal

Jugada de Charlots y remake de Candilejas el que se rodó en La Romareda con el 2-0 de Óscar. Indolencia en el portero, miedo en dos o tres defensas... o quizá vértigo, con V de Villarreal, de todos los amarillos a las alturas de la tabla. Suele ocurrir.

Chilena: ese dilema del fútbol

La chilena, dilema existencial del fútbol: entre la estética y la ilegalidad. Dady, héroe osasunista, ejecutó una en el área del Valladolid con un zaguero en la chepa, pero a Paradas Romero le debe de gustar el arte. No pitó falta.

Esencia de Ballesteros

En Tenerife hacía de central muy rudo, Mr. Hyde Ballesteros. En Mallorca, Sergio parecía elegante, Doctor Jekyll. El defensa violento permanecía latente y apareció otra vez ante el Espanyol: lleva 11 rojas, el que más entre los jugadores activos de Primera.

Fútbol tenis en el Sardinero

Partido de ida y vuelta en El Sardinero, de los que producen tortícolis al espectador y tendinitis al encargado de coordinar Multifútbol en TV. Fútbol tenis, con el balón pasando la red de una a otra área. En goles y puntos no hubo reparto: todos para el Racing.

Messi, creando otra estrella

Siete goles en nueve partidos para Messi, que ya tira muchos penaltis en el Barça. Más que por efectividad parece cosa de márketing, para que el argentino aparezca hasta cuando no tiene el día. Ronaldinho se apaga y hay que crear otra superestrella.