España: nos aguarda el 'estadio de los horrores'

Clasificación Mundial 2006 | Eslovaquia - España

España: nos aguarda el 'estadio de los horrores'

España: nos aguarda el 'estadio de los horrores'

El fantasma del nazismo resucita en el mismo lugar donde jugó su último partido oficial de selecciones la Alemania de Hitler, el 22 de noviembre de 1942: el Tehelne Pole, escenario del partido mañana. 63 años después, el racismo y la violencia han regresado al Campo de Ladrillo.

El fantasma de la violencia nazi parece haber despertado súbitamente en Eslovaquia durante los últimos cinco años y tiene al Tehelne Pole como uno de sus epicentros principales. El último precedente jugado allí entre selecciones no es nada alentador. Antes, durante y después del Eslovaquia-Rusia, que les sirvió a los eslovacos para acceder a esta repesca contra España, 45 aficionados acabaron heridos y otros 90 entre rejas. Y esta vez no apareció el racismo, que es sin duda otro de los grandes espectros resucitados de la historia, porque el Estadio Nacional eslovaco alberga en sus entrañas de hierro oxidado un dudoso honor: haber sido el último campo de fútbol donde la Alemania nazi celebró alguno de los festines deportivos de Adolf Hitler, un 2-5 ante el que era en aquellos años de Segunda Guerra Mundial el estado satélite eslovaco.

Inaugurado en 1940 y sede del histórico Slovan de Bratislava, el Tehelne Pole (Campo de Ladrillo) recibe su nombre por asociación urbanística, pues está inscrito en una de las zonas más pobres de Bratislava y rodeado por una selva de edificios de ladrillo con fabricación comunista. Sólo el aledaño National Tennis Centre, donde España perdió hace ocho meses una eliminatoria de Copa Davis, pone algo de luz y modernidad en éste, uno de los barrios más oscuros de Bratislava.

Aquel incidente seudofascista de la II Guerra Mundial quedó marcado a sangre y a fuego, y permaneció latente durante los años de comunismo y los primeros que siguieron a la tranquila Revolución de Terciopelo, en 1989. Aquella apertura del Telón de Acero significó el comienzo de la separación entre checos y eslovacos, culminada en enero de 1993.

Efeméride.

Precisamente pasado mañana, un día después del partido, Eslovaquia celebra la efeméride de Terciopelo preocupada por la incipiente amenaza nazi que ya golpea a Alemania y se expande como un tumor por algunos otros países centroeuropeos. El fútbol, caldo de cultivo para movimientos extremistas, convirtió al Tehelne Pole en el escenario de uno de los episodios más racistas y más lamentablemente ejemplares de ha vivido Europa en los últimos años: el que sufrieron los ingleses de color Emile Heskey y Ashley Cole durante un Eslovaquia-Inglaterra de clasificación para la Eurocopa 2004. Aquel 12 de octubre de 2002, el Campo de Ladrillo comenzó a poner de moda los estúpidos gritos de mono que tanto han salpicado al resto de países del viejo continente, España, con otro momento desgraciado contra Inglaterra, entre ellos. El incidente le costó al Tehelne Pole la clausura por un encuentro, que los eslovacos jugaron contra Liechtenstein en Trnava, y varias campañas de sensibilización que sólo han servido para algo en Gran Bretaña, como la famosa 'Racism: Kick it Out' (Pégale una patada al racismo) o la más reciente Red Card to Racism (Tarjeta Roja al Racismo).

Hace apenas tres meses, durante un poco amistoso Eslovaquia-Alemania (2-0) que acabó con un sinfín de amarillas, el damnificado fue el nigeriano nacionalizado alemán Patrick Owomoyela. La Federación Alemana no elevó esta vez protesta alguna, y eso ha empeorado la situación por momentos. La llegada de jugadores de color del continente es constantemente abucheada ahora en los partidos del modesto Artmedia Petrzalka, que juega de local durante la Champions en el Tehelne Pole. España no tiene ahora ningún futbolista negro, pero el enfado de los aficionados radicales eslovacos con el arbitraje de De Santis puede enrarecer el ambiente. Afortunadamente, habrá más de 300 policías y una entrada de 22.000 sobre los 30.165 que caben en un campo marcado por el horror histórico.