En marzo, el órgano de regulación de la ESL, la WESA, redactó un comunicado explicando que los equipos Virtus.Pro, Natus Vincere y SK Gaming tendrían que cambiar de dueños para seguir participando en los eventos de la organización al ser todos propiedad del conglomerado de ESforce. Para ello se les dio un extenso plazo de 18 meses, tiempo en el que no tendrían problemas en seguir participando en los eventos de la compañia.

Esta realidad choca con la evidente intención de la ESL y de la WESA de aplicar justicia entre todos los equipos, y que se reafirma con la normativa que impide a los segundos equipos participar en sus competiciones.

"Las normas de licencia de la ESL One son claras sobre el hecho de evitar que ninguna organización ni su entidad legal puedan adquirir más de una licencia por torneo, lo que además se aplica a sus clasificatorios", reza la normativa oficial. "Tampoco está permitido que los segundos equipos de un club participen si otro equipo de la misma lo hace, independientemente de si ha sido invitado al evento o a los clasificatorios".

El doble rasero de la ESL

Por lo tanto, equipos como Fnatic Academy, Gambit Academy y PENTA Sports, que pidieron entrar en el próximo ESL One Cologne (según datos del portal Dot eSports), no podrían hacerlo. La única forma de solventar esta situación sería si esos equipos, con un plazo de cuatro semanas de antelación, fueran vendidos a otra organización antes de que comenzara el torneo.

La rígida regulación no se aplica en cambio con los equipos antes mencionados propiedad de ESforce, los cuales no tendrán ningún problema para participar en el ESL One debido a ese gran plazo que recibieron para cambiar de manos, aún cuando no podrían debido al reglamento. Estos tres clubes son, además, miembros oficiales de la organización WESA.