Su Paraguay del Mundial 2010 y su Newell’s campeón de Argentina eran una maravilla, sobre todo por una presión sin pelota que recordaba a su mentor Bielsa, aunque posteriormente no pudo trasladar esos conceptos al Barcelona cuando la élite del fútbol mundial le abrió las puertas de par en par. Para muchos un técnico con excesiva manga ancha, su buena relación con Messi debería traducirse en una etapa fructífera en la selección. De momento ha dejado muy buen sabor de boca en los amistosos de preparación, aunque hay que ver cómo funciona su equipo a nivel competitivo en una gran cita. Amante del 4-3-3 y del fútbol de construcción, está ante una tesitura importante en esta Copa América para definirse como un entrenador de verdadera enjundia internacional.