Internet en general y el mundo de los selfies en particular no paran de sorprendernos. En ocasiones, las autofotos son de muy mal gusto, pero en este caso las selfies que nos ocupan nos producen sentimientos encontrados, ya que hablamos de una cuenta de Instagram llena de fotos de una misma persona sentada en la taza del váter.

El protagonista de todas las fotos, prácticamente idénticas, es Oier Gil, que explica en su página web el sentido de esta cuenta de Instagram, una de las más particulares que nos podemos encontrar. Define el proyecto como 'un ejercicio de extimidad', que no es otro concepto que el de la tendencia de las personas a hacer pública su intimidad. "El proyecto –en constante evolución– pone en valor el espacio del WC y el tiempo no-productivo que se pasa en él. Lugar de aislamiento y reflexión para el artista", continúa explicando Oier en su página de web.

En Kakitten Project, Oier puntúa del 1 al 5 los diferentes baños que visita aunque el mejor valorado es el de su casa, que puntúa con un 5+. ¿Por qué lo sabemos? Porque nos hemos puesto en contacto con él para que nos contase de primera mano cómo surgió la idea. En primer lugar nos relata que va al baño para aislarse del mundo pero el inicio de esta historia comenzó hace unos cuantos años, concretamente en 2012.

El inicio

"El día que cumplía 22 años, estaba en el baño tranquilamente. El Whatsapp era un concepto nuevo y todo el mundo empezó a bombardearme a mensajes de felicitación. Abrí el grupo de conversación de mi kuadrila (grupo de amigos en el País Vasco) y les respondí agradeciéndoles con el primer selfie. Después le cogí el gustillo a enviárselo a la gente como broma y de repente, me vi a mí mismo con más de 100 fotos cagando", nos señala Oier, que vio en lo acontecido una oportunidad para expresar al mundo lo que sentía.

El WC como arte

Los años pasaron y en 2015 Oier ya tenía más de 1000 fotografías en diversos váteres de países tan dispares como Ghana, Francia o Alemania. Así que decidió juntarlos todos para hacer una exposición de arte. "Ahí vi que la gente se sentía interpelada con el proyecto: o le gustaba, o le hacía gracia, o lo odiaba y criticaba, pero a nadie le pasaba desapercibido. Era la primera vez que tenía un feedback directo del proyecto", nos cuenta este irundarra que decidió seguir desarrollando esta idea en una red social como Instagram.

El salto a Instagram

La cuenta de @kakittenproject nació en septiembre de 2015 en la casa de los padres de la novia de Oier y a día de hoy acumula más de 250 fotos, todas acompañadas de una reflexión. "Sea lo que sea, sin filtros", explica.

Desde Epik debemos reconocer que esta cuenta nos ha dejado absolutamente perplejos y que a 'su manera', nos ha enamorado. A partir de ahora, sentarse en la taza del váter no volverá a ser lo mismo porque como bien dice Oier "el baño es un espacio de libertad, es el único lugar del mundo donde realmente nadie te molesta nunca".