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Brutathlon o ajedrez con tractores: lo que te pierdes por no ir al pueblo

Si sientes que los Juegos Olímpicos de Río han estado bien pero podrían haber sido mejores, tienes razón. Sobre todo cuando conoces lo que se hace en los pueblos que tienes más próximos

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Brutathlon o ajedrez con tractores: lo que te pierdes por no ir al pueblo
Ajedrez Hinojosa

Cuando uno es de ciudad piensa que ha visto todo. Películas en 3D que es mejor verlas en 2D, copias de Jägermeister que se asemejan más a Listerine o, gracias a la llegada de Pokémon GO, pidgeys anidando en salas de partos. Pero siempre queda un universo por descubrir que, a menudo, está a la vuelta de la esquina.

En Amanece que no es poco se nos presentaba a un pueblo donde había hombres que crecían de la tierra y vecinos que dejaban como cuerdos a los protagonistas de Aquí No Hay Quien Viva. En la realidad, esto no es tan así, pero los pequeños pueblos siguen guardando e inventando algunas hazañas que bien podrían haberse colado en la película de José Luis Cuerda.

Tal es el caso de Hinojosa, un pequeño pueblo de Guadalajara perteneciente al municipio de Tartanedo. Allí este domingo celebraron la segunda edición de la partida de Ajedrez más grande del mundo. No hay Récord Guinness ni cerveza negra que lo acredite, pero juegan sobre seguro. Lo hacen con tractores.

“La idea surgió hace unos años cuando estaba jugando al ajedrez con un compañero”, cuenta a Epik Carlos Malo, promotor de esta idea que ya tuvo su primera edición en 2012 y que este verano se ha repetido con el mismo objetivo, llamar la atención desde una de las zonas más despobladas de España.

Viéndolo así puede parece que Hinojosa es una meca del ajedrez. Y teniendo en cuenta que Tartanedo tiene apenas 150 habitantes censados y celebran un torneo anual, lo es. “Aunque tampoco queremos dárnoslas de que estamos jugando al ajedrez todo el rato. Hay cierta tradición porque lo solíamos incluir junto con otros torneos, y eso derivó en la idea de los tractores”, nos dice Malo.

Para llevar a cabo esta brutal partida se congregan los tractores de los agricultores del pueblo y otros de la zona. En total, 30 tractores de distintos tamaños y dos cosechadoras que son los reyes distribuidos en una explanada de 25.000 metros cuadrados.

En ella se reproducen los movimientos que los Kaspárov y Kárpov del pueblo están haciendo sobre un tablero de ajedrez convencional. Son los finalistas de un torneo que este año comenzó una semana antes. Pero sin tractores, eso sí.

Brutathlon, por si los JJ.OO. te supieron a poco

Pero si lo tuyo nunca fue el ajedrez aún estás a tiempo de participar este año en otra competición de altura que solo podría tener cabida en un pueblo de España. En el municipio de Los Molinos, en la Sierra de Guadarrama, se están preparando para celebrar el día 3 de septiembre su cuarta edición del Brutathlon: una combinación de pentathlón y un conjunto de genialidades. O brutalidades, que no tiene porque ir una cosa reñida con la otra.

Sus pruebas consisten en lanzamiento de bombona de butano, lanzamiento de tocona, lanzamiento de bovedilla (que es esa especie de ladrillaco que se usa para la construcción), arrastre de traviesa y volteamiento de rueda de tractor. Este año, además van a añadir la competición de tirar de la soga, un clásico que llevaba tiempo reclamando entrar en estas particulares olimpiadas.

“Surgió la idea entre amigos, como ocurre siempre. Tuvimos una reunión hace tiempo y nos dimos cuenta de que siempre se hacían los mismos campeonatos: el mus, otros juegos de mesa, y vimos la posibilidad de hacer un campeonato de fuerza bruta”, nos cuenta uno de sus alumbradores, Raúl Angulo, de la peña de Los Zagales, creadora de esta disciplina.

Con el tiempo, el brutathlon ha superado fronteras, aunque sean comarcales. Este verano, por ejemplo, se hizo un campeonato similar en la Aldea del Obispo, en Guadalajara.

El ganador, según nos cuenta Angulo, surge de combinar todas las puntuaciones que se consiguen y hay dos categorías: menos y más de 90 kilos, “para que se animen los chavales”, dice.

Aunque las pruebas puedan asustar -especialmente lo de la bombona- que nadie lo haga. Raúl Angulo es fontanero y se encarga de que todo esté bajo control. Y avisa: “llevamos tres ediciones y nos han dicho de todo: que si somos unos unos borricos, que si solo podía pasar en los pueblos... Que sepan que esto lo hacemos únicamente para lo que es, por hacer la gracia en las fiestas y pasarlo bien, y está todo supervisado por protección civil”.

Y mientras, en Aragón...

Estas nuevas-viejas tradiciones se reparten por prácticamente toda España. En Aragón, hace unos días LaSexta se hacía eco de las fiestas del municipio de Caspe, en Zaragoza. Allí tuvo lugar la calzoncillada, una carrera con más de 20 ediciones a sus espaldas que se describe por sí sola. O el lanzamiento de piñuelo, que para los no iniciados consiste en lanzar con la boca un hueso de aceituna. El récord mundial ronda los 11 metros, por si alguien quiere entrenar en casa.

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