De vez en cuando las noticias que llegan relacionadas con la pandemia traen alguna que otra alegría. En este caso, se trata de la recuperación, tras pasar la enfermedad, de la persona más vieja de Europa. 

Supera la COVID-19 con casi 117 años

Lucile Randon es una monja francesa, nacida en la localidad de Alés (en el sur de Francia) el 11 de febrero de 1904, por lo que en dos días cumplirá, ni más ni menos, que 117 años. Pues bien, a un par de días de celebrar un nuevo aniversario, se ha recuperado de la COVID-19, según han informado diferentes medios locales.

Esta longeva mujer dio positivo en el test de COVID-19 el pasado 16 de enero, por lo que fue puesta en cuarentena en su habitual habitación que ocupa en la residencia de ancianos de Sainte Catherine Labouré (Toulon, Francia). Sin embargo, ella misma afirmó a un diario local que no se dio cuenta de que estaba infectada. Y es que no presentaba ningún síntoma compatible con la enfermedad. La mayor preocupación de Lucile estaba en la posibilidad de poder haber contagiado a otros residentes, ya que no le tenía miedo al virus, según manifestó también.

Otra de las preocupaciones que tenía era "si se iban a alterar sus horarios de comida y acostarse", como así ha afirmado el portavoz del centro, David Tavella, donde está interna Lucile. Sea como fuere, este martes esta misma persona ha dado a conocer que Lucile ha superado la enfermedad y está en perfectas condiciones.

Está considerada la segunda persona más anciana del mundo

Esta monja francesa está considerada, que se conozca, como la segunda persona viva más anciana del planeta y ha superado, por ahora, dos Guerras Mundiales y la pandemia de la conocida como la 'Fiebre española'. Ahora, la COVID-19, afortunadamente, tampoco ha podido con ella. Todo una superviviente, que solo se encuentra por detrás de la japonesa, Kane Tanaka, que cumplió el pasado 2 de enero 118 años.