Un estudio revela que la inmunidad frente al coronavirus dura dos meses
El trabajo realizado en China indica que los anticuerpos desaparecen a los ocho o diez semanas. Una persona ya infectada podría volver a contagiarse.
Los anticuerpos que genera una persona al contraer el coronavirus generan inmunidad a la COVID-19 durante un tiempo. Los investigadores, en ese sentido, trabajan para saber exactamente cuánto durarían en el organismo esos anticuerpos, aunque las últimas noticias no son esperanzadoras en este sentido.
Un estudio desarrollado por la Universidad de Medicina de Chongqing (China) y publicado en la revista científica Nature Medicine revela que los anticuerpos generados de manera natural por el organismo frente a la COVID-19 comienzan a disminuir a las ocho o diez semanas, un tiempo sensiblemente inferior a lo que se había vaticinado en las últimas semanas. Esta noticia comprobaría lo expuesto en las últimas semanas por las autoridades sanitarias, que aseveraban que una persona no es inmune a una segunda infección.
El trabajo ha analizado el nivel de anticuerpos de un grupo de contagiados sintomáticos y asintomáticos y ha comprobado que su nivel disminuyó significativamente a las ocho semanas de contraer la enfermedad. La reducción fue especialmente significativa en el caso de los anticuerpos IgG, que es el que más dura para luchar contra el virus.
Estos resultados son diferentes a lo indicado recientemente por la propia Organización Mundial de la Salud (OMS), que basándose en el comportamiento que habían tenido otros virus de la misma familia, indicó que la inmunidad podría durar entre seis meses y un año, aunque advertían de que no existía ninguna evidencia científica.
Importancia de las medidas de prevención
Por este motivo, los investigadores advierten de la importancia de seguir tomando precauciones en nuestra vida diaria para contener la transmisión del coronavirus, por lo que han pedido prolongar esas medidas, incluida la distancia social, la higiene personal y el continuo lavado de manos, el aislamiento de grupos de alto riesgo y la amplia realización de test entre la población.
Podría dificultar el desarrollo de la vacuna
Además, en las conclusiones del trabajo alertan de las futuras dificultades que deberán afrontar los científicos que están volcados en el desarrollo de una vacuna contra el coronavirus. Explican que el principio de las vacunas es permitir que se produzcan anticuerpos neutralizantes, por lo que si se confirma que los anticuerpos son débiles y desaparecen a corto plazo (a los dos meses), la vacuna puede necesitar ser más fuerte que el virus.
Esto implicaría una dificultad añadida en el trabajo de desarrollo de la vacuna, lo que puede hacer que se origine un retraso en todos los proyectos de vacuna que ahora mismo se están investigando en todo el mundo, muchas de ellas en una fase muy avanzada, como la de Oxford, que esperan tenerla lista en octubre.
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