Al tratarse de un corredor procedente de Etiopía, Tsgabu Grmay convierte cada paso que da en un hito histórico. Se define a sí mismo como un “escalador”, aunque en su palmarés luce ahora mismo el título africano de contrarreloj de 2015. También es doble campeón de fondo y crono de su país en 2013 y 2014: “No existe demasiada competencia, pero valoro los triunfos”. Como la quinta etapa del Tour de Taiwán, que supuso la primera victoria para un etíope en cualquier evento ciclista internacional: “Siempre resulta bonito que te pregunten por abrir camino, ojalá en mi tierra vengan más”.

Grmay comenzó con la bici “para ir al colegio o los recados, como una afición”. No le interesó el atletismo. Nacido en Mekelle hace 23 años, ingresó en el Centro Mundial de la UCI en Aigle en 2010: “Me vieron cualidades y me trasladé a Suiza. Allí se llevan a los que despuntan en los lugares con menos recursos. Aunque al principio fue duro por el clima frío, me acostumbré y en 2012 me contrató el MTN, después de dos campañas de formación”. Ese fichaje por el MTN le transformó en el primer profesional de Etiopía. En el Lampre desde la presente temporada, debutó en el Giro y acabó 91º: “Me entusiasmó la experiencia y ser historia de las grandes”.