Vuelta a España

Dos lugares que lograron su fama gracias a la Vuelta

El Mirador de Ézaro y el Angliru son dos lugares que salieron del anonimato tras el paso de la Vuelta. Hoy, son conocidos en el mundo y frecuentados por muchos turistas.

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Dos lugares que lograron su fama gracias a la Vuelta
Dani Sánchez

“Hay un antes y un después del paso de la Vuelta por Ézaro”

Al pie del Mirador de Ézaro, ese final de la Vuelta de 2012 con rampas del 30%, hay una oficina de turismo. “Desde el paso de la Vuelta, por allí pasan un 150% más de visitantes que antes de aquella etapa”, cuenta José Manuel Pequeño, alcalde de Dumbría, municipio al que pertenece esta explosiva subida. “Aquello fue un antes y un después, un giro de 180 grados. Desde entonces hay un peregrinaje, un desafío para el cicloturista que, una vez aquí, descubre La Costa da Morte, el cabo Finisterra, la catedral... Todo aquello que las imágenes del helicóptero dio a conocer gracias al ciclismo”, explica.

Y aquellas imágenes traspasaron las fronteras: “En un viaje a Portugal intenté explicar al guía de dónde era. Le nombré La Costa da Morte, el faro de Finisterra... pero cuando le dije el Mirador de Ézaro, inmediatamente lo relacionó. Era un apasionado al ciclismo”. De ahí que el ayuntamiento haya visto como un vehículo inmejorable para la promoción turística el deporte en general y el ciclismo en particular. Se desarrollan eventos y una marcha, Gran Fondo Ézaro (4 de julio), que este año tendrá el atractivo de que contará con la presencia de dos leyendas de este deporte: Indurain y Chiappucci.

¿Y qué opinan los vecinos de la zona? “Pues muchos me dijeron: ‘¡Qué bien que la Costa da Morte sale en la tele y no es por una tragedia!”.

“Todo aficionado debe venir al Angliru una vez en la vida”

Lo dice José Antonio Muñiz, alcalde de Riosa, ese municipio asturiano que “salió del anonimato” un 12 de septiembre de 1999 gracias a una subida que por entonces sólo conocían excursionistas y ganaderos locales. Miguel Prieto la descubrió para el ciclismo. Y aquel día la Vuelta estrenaba su subida inédita. La carretera se llenó de aficionados para ver como el Chava Jiménez aparecía entre la niebla para adelantar a Pavel Tonkov y escribir su nombre en la cima. Hoy, casi 16 años después de aquel hito, es una de las subidas más míticas del ciclismo mundial.

“Para mí es el puerto por antonomasia. Estamos hermanados con el Mortirolo, se habla del Zoncolán, del Tourmalet... Su historia no es comparable, pero en estos años el Angliru se ha forjado su leyenda”, asegura Muñiz. Y ello contribuye a que aficionados de todo el mundo acudan a la mítica subida a ‘retorcerse ‘en la Cueña les Cabres, ese tramo al 23,5%. “No defrauda a nadie. Vienen de todas partes de España, pero también de Holanda, Italia, Bélgica... y se traen a toda la familia. Se han multiplicado las plazas hoteleras... y todo contribuye al desarrollo de la zona”.

Una atracción de primer nivel, en definitiva. “Es como una marca... como Coca Cola, se conoce en todas partes. Nunca hubiésemos sido capaces de diseñar una campaña de márketing como la que nos hizo la llegada de la Vuelta”. ­