La temporada de Russell Westbrook ha sido colosal. A pesar de finalizar su recorrido en la primera ronda de los Playoffs frente a los Houston Rockets, su récord de triples-dobles habla de un año increíble, de "algo que no pensábamos que sucedería de nuevo" como subrayó Allen Iverson. Un motivo de peso para que Sam Presti, mánager general de Oklahoma City Thunder, se mueva este verano para retener durante muchas temporadas más al base.

Westbrook extendió en agosto de 2016 su relación con OKC hasta 2018, con una opción de jugador para llegar a 2019, por 85 millones de dólares. La renovación fue un golpe de efecto de una franquicia que había perdido a Kevin Durant y debía blindar, de alguna forma su futuro. Aunque fuera en apariencia. También lo fue del jugador. Fue una muestra de amor hacia su equipo y unos aficionados que temían otra gran espantada como la del alero.

Pero toda esa acción puede quedar en papel mojado si Presti no se mueve. Según Royce Young (ESPN), OKC podría ofrecer al candidato al MVP 220 millones por cinco temporadas. Una cifra que convertiría a Westbrook en el mejor pagado de la NBA: 44 millones cada campaña. Eso sí, con el condicionante de Stephen Curry: el base acaba su relación con los Warriors en junio.

Todo puede pasar, pero es difícil imaginar al californiano renunciando a esa cantidad. Es alrededor de 75 millones garantizados más y un año más de lo que cualquier otro equipo podría ofrecer. Incluso, si se marcha a otra franquicia con cuatro temporadas firmadas y luego llega a una quinta, obtendría 35 millones menos aproximadamente. ¿Quién se resistiría? A pesar de ello, puede renunciar y buscar nuevos horizontes. Y ahí, OKC se encontraría en un callejón sin salida. Traspasarlo y conseguir algo de peso sería casi una quimera con su contrato expirando en junio de 2018. El futuro de los Thunder se encuentra en manos de Westbrook.