No hay quien pare al Herbalife Gran Canaria. Hoy, ante el Barça, consiguió su octava victoria consecutiva en la ACB, su propio récord. Antes cayeron el Real Madrid, Iberostar o Unicaja. Afronta así el equipo de Luis Casimiro en una posición de privilegio el asalto a los puestos de cabeza de serie en los playoff. Mientras, los azulgranas parecen un equipo tan desquiciado que nada bueno se puede esperar de él. De nuevo ofreció una imagen impropia, algo habitual en esta triste temporada.

La primera parte fue un suplicio, otro más, para un deprimido y deprimente Barcelona, desquiciado sin duda; especialmente su entrenador, Bartzokas, incapaz de encontrar soluciones al desastre y más pendiente de los árbitros que de su propio equipo. Y eso que empezaron bien los azulgranas, con sendos triples de Perperoglou y Oleson para el 3-8. Poco le importaba al Granca, pues otro enceste lejano de Salin, más dos de McCalebb, le devolvieron rápido la moneda, 14-8. Tantos estragos estaba causando la defensa amarilla que el parcial llegó hasta el 15-0 y 18-8 en el marcador.

En el Barça solo Tomic hacía algo positivo, pero ahí estaba Oliver para, sumándose también a la fiesta triplista local (10/15 al descanso), superar los 10 puntos de ventaja, 27-15. El primer cuarto, en medio del delirio del Herbalife, se cerró con el octavo punto de McCalebb tras un canastón, 29-18.

Lejos de reaccionar, los visitantes parecían empeñados en ofrecer una imagen mediocre, acaso impropia del escudo legendario que portan en el pecho, consumidos por una temporada cuya mejor noticia sería que acabara hoy mismo. Rabaseda, interesante su pique con Eriksson, reventó el balón cuando Koponen se disponía a anotar una plácida bandeja, jugada que acabó en triple de Kuric y 36-22 en el cielo del GC Arena. La renta del Granca crecía con cada jugada, y una delicia cocinada a fuego lento entre Hendrix y Aguilar le hizo rozar la veintena, 44-25. Eriksson contestó desde el triple, pero fue igualmente contrarrestado por Salin, 47-29.

Todo era oscuridad para el Barça, y el tercer enceste de McCalebb desde más allá del 6,75 confirmaba la tragedia con ese apabullante 50-29, la máxima hasta entonces. Así, bastante hicieron las huestes de Navarro y compañía con llegar al descanso perdiendo de solo 17 puntos: 54-37. Fueron, desde luego, 20 minutos para olvidar. Nada nuevo en este curso para el coloso azulgrana.

Parecía que no podía competir peor el Barça, pero solo lo parecía. Pese a que Claver inauguró el segundo tiempo con un triple, 54-40, otro de Aguilar, el cuarto de cuatro intentos en su cuenta particular, daba un sonrojante 59-42. El único recurso azulgrana parecía el Tomicsistema, y gracias a eso disimularon un poco la hecatombe con el 59-48. Consciente como era de la importancia del gigante croata, el Granca volvió a tomar las riendas cuando este se marchó al banquillo. Así, Planinic abusaba de Diagné para, con 6 puntos seguidos, volver a lanzar al Herbalife en el marcador, 68-53. Un triple de Rabaseda volvió a rozar a los 20 puntos de ventaja, 75-56, y al último cuarto se llegó con 75-58 en el marcador.

El intercambio de canastas con el que comenzó el último cuarto favorecía desde luego al Gran Canaria, que jamás sufrió por una posible remontada culé. Kuric fusilaba para el 84-66, lo mismo que hizo Báez, 88-70 a falta de cuatro minutos. Un 0-11 a favor del Barça (88-81) liderado por Navarro ante la momentánea pasividad amarilla añadió picante a los dos últimos minutos, a los que las huestes de Bartzokas llegaron, de manera increíble, con opciones de victoria. Con más problemas de los debidos dada su superioridad esta tarde, el Herbalife abrochó su triunfo gracias a los tiros libres de Pasecniks y Oliver y un triple del propio base catalán.

No es que esas canastas decidieran el partido, pues el Granca lo tenía hecho desde hacía mucho tiempo. No solo la victoria, la 18ª del curso y octava consecutiva, su récord particular en ACB, sino el basket-average con el propio Barça, para el que la mejor noticia sería que la temporada acabara esta misma tarde.