En las últimas cinco temporadas sólo ha habido dos ascensos a la Liga Endesa (el Andorra y el Tenerife) y un descenso no voluntario (el Valladolid). En la asamblea de julio de la ACB, los clubes acordaron reservarle la plaza al Palencia y al Melilla, condicionado al acuerdo que la Asociación alcanzara con la FEB y a que cumplieran los requisitos de entrada. Pueden subir o no: la FEB y la ACB siguen negociando.

Aún sin el canon, el ascenso conllevaría un desembolso importante: unos dos millones de euros entre el fondo de ascensos y descensos y el valor patrimonial, más otros requisitos. El Palencia y el Melilla, por si acaso, se preparan. El 25 de abril comenzarán las obras en el Pabellón Marta Domínguez (el equipo se trasladará a otras instalaciones si tiene que jugar el playoff de ascenso) y en Melilla, el consejero de Deportes, Antonio Miranda, anunció ayer que la contratación de la remodelación del Javier Imbroda se adjudicará en octubre, aunque no comenzará hasta 2018.

Los clubes de la LEB vuelven a soñar con la ACB. El Burgos (Tizona) consiguió su plaza tres años seguidos, pero su ascenso no se materializó y decidió seguir luchando en los despachos. Ahí entró la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) que, tras la denuncia, falló a favor de la supresión del canon en abril de 2016, aunque el dictamen no era vinculante. Según la COPE, ya habría una resolución en firme, que abogaría por su supresión (son casi 3,8 millones), aunque la ACB, que tendría recurso de apelación, no tiene aún conocimiento de ella. En la Asociación consideran el canon un elemento regulador, aunque sí pretenden flexibilizarlo. “Proponemos una reducción y la FEB y el CSD lo ven con buenos ojos”, comentaba Roca a este periódico en octubre.