A los Grizzlies no les ha sentado nada bien el cambio de año. Van perdiendo fuelle poco a poco y lucen ya un récord de 4-6 en los diez partidos disputados en 2017. Marca que les ha alejado de la batalla por conseguir ventaja de campo de cara a la primera ronda de los Playoffs. Tras la derrota de esta madrugada en Memphis ante los Rockets (95-119) pasan a ocupar la séptima posición del Oeste, justo por debajo de los Thunder. Aunque eso sí, salvo debacle de aquí a abril, su presencia en los Playoffs no corre peligro. Que la octava plaza de la Conferencia esté en un 42,9% de victorias tranquiliza.

Sin embargo, esta mini-crisis de resultados puede resultar perjudicial para Marc Gasol. A cinco días vista del anuncio de los reservas para el All Star, el balance de los Grizzlies (26-20) podría perjudicar su candidatura respecto a la de rivales como LaMarcus Aldridge o Rudy Gobert. Aunque eso sí, por su rendimiento no será. Está firmando de largo su mejor temporada anotadora (20,1) y sus 4,2 asistencias suponen su mejor registro. Además, añadir el triple a su repertorio le ha convertido en un jugador mucho más peligroso. El único pero llega en el rebote. Nunca antes había reboteado peor (apenas 6 rechaces por noche). Escasa producción que está compensado siendo mucho más agresivo y protagonista en ataque.

Ya ha dejado atrás su particular cuesta de enero. En sus cuatro último compromisos ha promediado 28 puntos. Se nota que quiere estar en New Orleans. Anoche se fue hasta los 32 con un 12/20 en tiros (si bien se mostró errático desde el tiro libre: 6/11). En su tercera actuación en la que alcanza la treintena este curso, Marc (quien también sumó 5 capturas, puso 3 tapones y robó un par de balones) fue el encargado de sostener a los Grizzlies. Mike Conley intentó secundarle, pero no tuvo su noche de cara al aro. Como tampoco la tuvo un Chandler Parsons que, aunque no desentonó, sigue sin encontrar sus sensaciones. Hay quien ya considera su fichaje como un fiasco.

Con todo esto, a los osos les resultó imposible aguantar el frenético ritmo anotador de los Rockets. Llegaron a ponerse 58-61 en el tercer cuarto, pero se quedaron sin fuerzas. Sin defensa, parar a Houston es una tarea harto complicado. Ryan Anderson (gripe) no jugó, pero sus compañeros recuperaron el acierto exterior tras caer 24 horas antes contra los Warriors. Además del de siempre, James Harden logró un 29+6+10, 3 robos y 2 tapones, Sam Dekker celebró su primera titularidad yéndose hasta los 30 tantos (career high) y 6/11 en triples. Demasiado para Memphis.