GRIZZLIES 110 - WARRIORS 89

Marc (19+8+6) y sus Grizzlies se meriendan a los Warriors: ¡+21!

El pívot español lideró una fantástica exhibición colectiva ante el mejor equipo de la NBA. Peor anotación de Golden State en 266 días. Sexta victoria consecutiva de Memphis.

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Una noche más, los Grizzlies volvieron dejarnos boquiabiertos. En esta ocasión con una exhibición colectiva (hasta siete jugadores anotaron en doble figuras) que desarmó al mejor equipo de la NBA. Los Warriors, superados en defensa y sin respuestas en la ofensiva, acabaron barridos (110-89) por un equipo mayúsculo que exprime sus recursos como ninguno. Un enorme Marc Gasol, al que quizá haya que ir incluyéndole en las listas de candidatos al MVP, lideró con sus 19 puntos, 8 rebotes, 6 asistencias, dos tapones y un robo el sexto triunfo consecutivo de Memphis. Con el español como faro en ambos aros, Golden State acabó estrellándose en el FedExForum. Cancha en la que firmó su peor anotación del curso, sumando los mismos 89 puntos en los que se quedó en el séptimo partido de las últimas Finales, de tan infausto recuerdo para los aficionados de La Bahía. Hay que remontarse al 19 de marzo de 2016 —267 días atrás— para ver a los de Steve Kerr produciendo menos tantos en Regular Season: 79 ante los Spurs. Se puede decir más alto, pero no tan claro: la defensa de los Grizzlies secó a los Curry, Durant y compañía.

¿Hasta cuándo les durará a los osos la gasolina, si es que se les agota? Resulta complicado adivinarlo, aunque la lógica apunta a que en algún momento tendrán que desinflarse. Pero no lo olvidemos, esto es la NBAwhere amazing happens (donde ocurre lo increíble). Los de David Fizdale, quien ha sabido mantener las señas de identidad del equipo incluyendo una serie de matices que mejoran lo ya existente, llevan ya siete partidos jugando sin su base titular. Un Mike Conley, no lo olvidemos, que estaba a nivel all star. Tras caer en Toronto en la primera cita sin él, Memphis sólo ha conocido el triunfo. Y eso que apenas han podido contar en 6 partidos con Chandler Parsons, su refuerzo estrella del verano. Bajas ilustres a las que hay que añadir la de Vince Carter, un veterano capaz de marcar la diferencia tanto por su calidad como experiencia. Pero incluso así, estos Grizzlies demostraron de nuevo no arrugarse ante nada ni ante nadie. Los Warriors (sin Iguodala ni Pachulia), camino de repetir otro curso histórico, se plantaron en Tennessee metiendo miedo. Salieron trasquilados. Únicamente mandaron en el marcador (3-2) tras el primer triple de Kevin Durant (21+7), el único que mantuvo el tipo.

"No pudimos haber jugado peor", resumió Steve Kerr, quien tampoco quiso restarle mérito al rival. No le faltó razón. Sus pupilos fueron una sombra de sí mismos. No sólo se olvidaron de conectar entre sí (que repartan únicamente 15 asistencias ya es noticia). Pero aún más sorprendente resulta verles perder 23 balones. Sobre todo por la manera en que lo hicieron. Un regalo que los locales aprovecharon: les triplicaron en los puntos tras pérdida del contrario (30-9). Mediado el primer cuarto, ya les doblaban en el marcador (18-7). Sangría que fue ampliándose gota a gota: 31-16 al cierre de ese primer periodo. El bochorno se amplió en un segundo acto en el que JaMychal Green ejerció de demonio (acabaría con un doble-doble: 14+10). Había que remontarse al mes de diciembre de 2013 para encontrarse los Warriors perdiendo por una diferencia mayor al descanso (61-38).

Quien esperara una reacción fulgurante en la reanudación se equivocaba. Un triple de Marc —quien ha anotado al menos un lanzamiento exterior en ocho de los últimos nueve encuentros— y un posterior mate de Troy Williams aumentaron la diferencia hasta el 68-38 (+30). La reacción visitante se tradujo a que con su segundo y último triple, Curry (como su hermano Klay, horrible en el lanzamiento) igualó los 1.685 tiros de tres puntos que Steve Nash convirtió a lo largo de su carrera. Como él y el resto de titulares continuaban sesteando, Kerr se hartó y tiró de la segunda unidad al poco de comenzar el último cuarto. Con David West y Shaun Livingston al mando, los californianos mejoraron sus prestaciones. Pero no llegaron a inquietar a los osos porque enfrente estaban Tony Allen y Zach Randolph para dar la réplica. Y, cómo no, un omnipresente Marc Gasol. El alma de una familia de jugadores que acabó merendándose al actual mejor equipo de la NBA. ¿El secreto? "Jugamos para ganar, no para perder". Palabra de 'Big Spain'. Próximo reto (y por partida doble), los Cavaliers de LeBron.