En el partido 350 del Unicaja en Europa (incluye Euroliga y la antigua Copa Korac), el Martín Carpena mostró su rechazo a la reforma propuesta por la Euroliga que, en la práctica, le excluye de jugarla en lo sucesivo aunque obtenga los mejores méritos deportivos. Pancartas y gritos de “¡Málaga es de Euroliga!”, lanzamientos de billetes con la cara de Jordi Bertomeu, responsable de la máxima competición continental y tremenda pitada al himno de la misma, el ‘I feel devotion’.

Los jugadores del Maccabi se pensaron que la cosa iba con ellos, pero no. Fue la manera en que la afición malagueña protestó por lo que considera una injusticia que excluye de la élite a un equipo que lleva disputando esta prestigiosa competición 15 años de manera consecutiva.