OLYMPIACOS 73 - BARCELONA 71

El Barcelona se asoma al abismo

Polémica, nervios, igualdad y un último cuarto en el que el Barça firmó un 1/14 en tiros pero tuvo opciones de triunfo en el último minuto. Perdió y está contra las cuerdas
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Estos son los hechos: el Barça perdió en El Pireo un partido que no se sabe muy bien si mereció ganar o perder. Y Madrid ya no está a 600 kilómetros de Barcelona, está muchísimo más lejos. La Final Four se ha puesto en chino: 2-1 para un Olympiacos que acumula ocho triunfos seguidos en su pista en cuartos de final y está 13-1 desde que las eliminatorias se juegan a cinco partidos. Más: en nueve de las doce series que se habían puesto 1-1 antes de esta, el equipo que ganó el tercero se metió en la Final Four. Y una buena noticia, que también las hay: dos de las tres veces que se remontó el 1-2 en contra el protagonista fue el Barcelona. En 2009 ante el Baskonia y hace dos años ante el Panathinaikos. También en Atenas y también después de perder por dos en el tercer partido. Cinco jugadores de aquella tarde heroica siguen en plantilla: Navarro, Huertas, Oleson, Tomic y Abrines. El Barcelona tiene dos días para recordar quién es y de cuánto es capaz porque está a 40 minutos de quedarse sin Final Four.

Ordenando pensamientos, cuesta no acordarse del arbitraje pero el Barcelona no debería utilizarlo como coartada. Porque es un factor externo, y bastante trabajo tiene con ordenar la casa propia, y porque fue su pésimo segundo partido el que le impidió aplicarse la mejor vacuna: ganar los dos partidos en tu pista y no depender de ganar en junglas como esta (lo hizo el Real Madrid la pasada temporada: 3-2 final). Cuando eso falla, sólo te queda ser un muy buen equipo. Y a este Barcelona 2014-15 le cuesta demasiado serlo. Durante varios partidos y durante muchos minutos del mismo. Un gran Barcelona tendría muchas opciones de ganar en El Pireo a pesar de los pesares. Como hace dos años en el OAKA: otra vez, tiene dos días para recordar. Dicho esto, el arbitraje fue muy casero, como suele serlo en Grecia. Especialmente en el primer tiempo y con cables gruesos para Olympiacos. De postre, en la última jugada pudo haber falta sobre Abrines (con el 73-71 final). Diferencias de criterio graves y permisividad para la ultra física (y excelente) defensa del Olympiacos. Otra vez: eso es parte del paisaje y dándole vueltas no ganará el Barcelona el cuarto partido. Sí puede hacerlo jugando mejor. Así de sencillo, así de complicado.

Vuelvo al inicio: no se sabe muy bien si el Barcelona mereció ganar o perder. Hay argumentos válidos en los dos sentidos. Tras su esperpento del segundo partido en el Palau, el equipo azulgrana hizo ajustes. En eso consisten los playoffs. Pudo circular más y encontrar mejores tiros y alargó las ayudas de los pívots (a costa de cargar a Tomic de faltas) para nublar las continuaciones de jugada del Olympiacos tras el pick and roll, una sangría cuatro días antes. Además, tuvo la dureza mental necesaria para no desmoronarse cuando encajó un 8-0 para cerrar el primer tiempo (44-36) y para convertir un 57-50 en un 57-60 casi al final de un tercer cuarto en el que mostró un nivel excelente. El problema es que para ganar al Olympiacos, más en su pista, hay que mantener ese nivel todo el partido. Y hay que meter los tiros liberados (ya un viejo problema…) y desde luego hay que anotar más de una canasta en juego en un último cuarto al que entró 59-60 y en el que estaba 66-60 tras seis minutos. En ese último parcial de buena defensa pero pésimo ataque (con un Olympiacos kamikaze atrás) el Barcelona firmó un 1/14 en tiros. Navarro anotó en un 2+1 tres de sus 7 puntos de esos últimos minutos. Y a pesar de todo, un 70-62 casi definitivo fue un 70-69 a falta de un minuto. Oleson falló entonces dos triples determinantes (para el partido y tal vez para la eliminatoria) y el carrusel de tiros libres dejó una última bola a la desesperada para Abrines. Nada.

Oleson, condenado por esos malos tiros finales, secó a Spanoulis, determinante en ese segundo partido… que se perdió el de Alaska. Esta vez terminó con 15 puntos y 8 asistencias, pero se fue obcecando tras un primer cuarto descomunal (7 puntos, 5 asistencias, 14 de valoración). Como en casi toda la eliminatoria, los mejores fueron Satoransky, Navarro, Tomic y Lampe. Doellman resucitó en el tercer cuarto (8 de sus diez puntos) pero desapareció otra vez al final. No contó Nachbar y apenas Thomas y Hezonja, y Marcelinho alternó 6 asistencias con 3 pérdidas en otro mal partido. La defensa estuvo bien pero cometió los suficientes despistes para dar aire al Olympiacos, que no estuvo brillante pero que es el Olympiacos: el músculo de Hunter y Dunston, la efectividad de Printezis y el trabajo de Sloukas, Lojeski y sobre todo Mantzaris. Y Spanoulis...

Un equipo tremendo que tiene a tiro otra Final Four y que difícilmente entregará un milímetro de terreno en su pista. Cada uno que conquiste el Barça tendrá que ganárselo. Y cuesta ser optimista si se atiende a toda la temporada del equipo de Pascual. A esa inestabilidad de demasiados jugadores, a tantos buenos tiros que se van al limbo (5/23 en triples), a las desapariciones defensivas… En 48 horas descubrirá si en este tercer partido perdió su gran oportunidad o se demostró a sí mismo que puede. Fue mejor en valoración (80-86), asistencias (19-20, una mejora radical) y rebotes (31-33, 10 en ataque). Y sólo perdió 7 balones (10-7). Pero perdió el partido. Y veremos si el tren que lleva a Madrid. El vaso ahora está medio vacío aunque los optimistas también tienen derecho a mantener la fe. También los que recurren a la historia (2009, 2013…). El problema es que dentro de 48 horas tal vez ya ni haya vaso.