REAL MADRID 83- PANATHINAIKOS 65

El Panathinaikos tampoco frena al nuevo Madrid de 2015

Otro gran partido de Felipe Reyes, que en sólo 18 minutos hizo 18 puntos y 9 rebotes. Le secundaron Rudy y los Sergios. De nuevo, gran defensa blanca.

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Un partido entre dos grandes de Europa siempre tiene su aquel, pero desde el principio se vio que no dejaría huella en el tiempo más allá del calentón final entre Diamantidis y Campazzo. Llave de judo incluida del argentino al griego. Pero el duelo estuvo lejos de los que vivimos en el Palacio hace dos campañas. Batallas durísimas (con Maciulis entonces de verde), de atmósfera pegajosa y chicle de yeso en la boca. Ganó una el Madrid y perdió otra.

Esta vez, el triunfo blanco no se puso nunca en entredicho. Ni siquiera durante unos minutos torrija, en los que se ablandó atrás y permitió canastas fáciles. Un 0-8 que puso música de baile agarrado: 46-42. Laso cambió el gesto y pidió tiempo muerto. Bronca y reacción al uso. Ahora, sí, adiós partido.

Entre Reyes y Rudy lo finiquitaron. Enorme actuación del capitán (18 puntos y 9 rebotes en 18 minutos, a sólo 10 capturas de ser el máximo reboteador histórico de la Euroliga) y muy buenos gestos técnicos del alero. Buscó las penetraciones con habilidad exquisita. Les secundaron los Sergios. Llull, en racha. Y Rodríguez, olvidando dolencias. Y un creciente Slaughter, que ya es fijo en Europa en lugar de Mejri (Maciulis regresó tras cuatro partidos de baja y dejó al pívot tunecino fuera de la lista de doce).

Slaughter, decíamos, va para arriba. Defiende y contagia alegría; vuelve a colgarse del aro en conexión directa con el Chacho. Pero sí, la defensa es la clave del Madrid 2015. Siete triunfos en 22 días y líder invicto del Top-16 con números más parecidos a los de hace un año.

Al Panathinaikos le faltó fe, en parte por las bajas de Pappas, Mavrokefalidis y Jankovic, pero no es que entregara la cuchara. Se la quitaron de las manos cerrándole casi todas las vías hacia el aro: 59 puntos sumaba a dos minutos de la bocina. Diamantidis pasaba (6 asistencias al descanso), aunque no anotaba. Le quedaba así alguna racha del Slaughter griego, AJ de nombre, y la pelea continua de Batista bajo el aro. Insuficiente.

A los de Dusko Ivanovic, que lleva el look del profesor de Regreso al Futuro, les faltó rotación y calidad. No perder tantos balones (22) y quizá jugar en la inmensidad del OAKA, porque fuera de casa no levantan cabeza. Apenas un triunfo. El Madrid, en cambio, mostró mucho de casi todo, al margen de esos minutos despiste del tercer cuarto y otros regulares en el segundo. Defendió y corrió. Ahora se le identifica.