"Fue emocionante, pero lo mejor fue que conseguimos la victoria". Estas fueron las primeras palabras de Rajon Rondo tras finalizar el partido contra los San Antonio Spurs (99-93). Un duelo que significó el adiós definitivo a su pasado, a ocho temporadas defendiendo la camiseta verde de los Boston Celtics. Su llegada es algo más que un fichaje en Dallas. Su presencia da mucho a sus compañeros y no les quita nada. Es el poder de un base que ha sido cuatro veces All-Star y campeón de la NBA una vez, al igual que la franquicia que ahora defiende y que está dispuesta a saltar de nuevo a la cancha con el objetivo de reeditar viejas glorias.

Los Spurs llegaron al derbi texano en la peor de las condiciones. En un día de fiesta en el American Airlines Center por el debut de Rondo y un día después de haber disputado tres prórrogas contra los Portland Trail Blazers, que era la continuación de otro duelo con tres tiempos extra (Memphis). En total seis partes más de las recomendadas por el médico para un equipo cuyas principales estrellas están más cerca de la cuarentena que de la treintena, con Duncan, 38 años, como ejemplo primordial.

Este sobresfuerzo es contraproducente para las estrellas texanas y Popovich lo sabe. Por eso, se presentó en el tributo a Rondo con un equipo formado por los menos habituales. El quinteto inicial lo deja claro: Cory Joseph, Marco Belinelli, Kyle Anderson, Boris Diaw y Aaron Baynes. ¿Y el resto? Disfrutando del descanso del guerrero, de la política liguera de Pops. Duncan (91 minutos en los dos últimos partidos) y Ginóbili (72) no viajaron. Green (96) y Splitter estuvieron en el banquillo, pero no jugaron. Y a estos cuatro hay que unir las bajas ya conocidas de Parker (bíceps femoral), Kawhi Leonard (mano) y Patty Mills (espalda). "Pensé que el esfuerzo de estos chicos había sido realmente espectacular", manifestó el técnico de los cinco anillos.

Mucha baja, mucha calidad en el limbo. Los Mavs no podían desaprovechar la ocasión. Ya eran 10 partidos consecutivos sin ganar a sus vecinos en Liga Regular, a lo que hay que unir la eliminación de los pasados playoffs. Vendetta susurraba el viento. Pero los de Carlisle no esperaban tanta dificultad. Con Rondo a los mandos del equipo desde el inicio del duelo, los Mavericks se encontraron a unos jugadores contrarios con motivación extra. Nunca fallan las segundas espadas de Pops. Siempre dejan buen sabor de boca. Lucha, garra y calidad (porque ser segundón en Texas, no es señal de incompetencia). El base trató de buscar a los suyos desde el primer minuto, pero le costó algo. Falló sus dos primeras asistencias, pero la tercera encontró objetivo. A 4:26 de acabar el primer cuarto ofreció un pase a Richard Jefferson. Levantarse y anotar. Finalizó con 9. Primeros destellos. Primeros síntomas de unión.

Al igual que con el pase, Rondo falló sus dos primeros tiros y anotó el tercero. 7:59 por jugar del tercer cuarto. Acabó con 6. Historia en Dallas. Aunque el base va a ser una fuente inagotable de genialidad y asistencias, el que más va a disfrutar con su aterrizaje es Monta Ellis. El pistolero no se nutrió demasiado del recién llegado, pero tampoco lo necesita cuando está on fire. Su primera parte es para enmarcar. Impresionante con sus 18 puntos por 24 del resto del equipo (42 en total del equipo en esos 24 minutos). Pero lo mejor estaba por llegar.

El escolta acabó con 38 tantos dando un recital en los últimos cuatro minutos cuando el equipo veía que la maldición iba a seguir. Ellis anotó 11 en ese tiempo, puntos necesarios para remontar ante estos empobrecidos Spurs. Rompió el empate a 93 con una canasta en penetración con 1:48 por jugar aún y desde ahí los Spurs se quedaron secos, inertes. Claudicaron por cuarta vez seguida en cuatro partidos consecutivos contra equipos de su Conferencia situados en puestos de playoffs. Muchos para Popovich y los suyos que ahora tienen la racha de derrotas activa más larga de la NBA junto a los Knicks. Y en el próximo partido llegan los Clippers...