IBEROSTAR TENERIFE 82 - REAL MADRID 93

Un Madrid exuberante y de ritmo alto no da opción al Iberostar

Los blancos mostraron acierto, concentración y poderío físico para ganar en Tenerife después de un largo viaje desde Kazán. A falta de tres minutos vencían por 24 puntos: 66-90. Bien Sergio.

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LIGA ENDESA

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Las mentalidades evolucionan, las modas también, nadie habla ya de rachas, como hace un año, sino de Final Four y triunfos ajustados, aunque el calendario nos dice que el Madrid lleva ocho victorias de ocho entre Supercopa, Liga y Euroliga. Sí, el equipo blanco ha cambiado, queda claro, se ha endurecido mental y físicamente, hace más daño dentro. Y mira ahora a la vida con ojos de veterano, quizá sin ese estilo arrebatado que entusiasmó la pasada campaña cuando en cada partido surfeaba una ola más grande y más difícil que la anterior. Todo cierto. Pero entre eso y asegurar que el atractivo de aquel equipo ha desaparecido hay un trecho. Para muestra, un botón, el que vimos en el Santiago Martín. Un duelo de ritmo frenético que los de Laso resolvieron con concentración y gran puntería en el lanzamiento, justo lo opuesto a Kazán, a lo ocurrido menos de 48 horas antes en la Euroliga.

Al descanso en Tenerife, el Real firmaba 12 de 18 tiros de dos (66%) y 8 de 16 de tres (50%). No dominaba el rebote (empate a 13), pero su bagaje recuperaciones-pérdidas (8 a 5) era muy, muy positivo. Peleaba contra un buen Sikma, un buen Sekulic y un destacado Beirán, un Iberostar que se marchó al vestuario con 39 puntos, pero al que le faltaban manos, fuerza y talento para atrapar al Madrid. Jugarle de tú a tú no fue una opción válida esta vez (39-52, minuto 20). Casi como el Gipuzkoa-Barcelona... en todo el partido: 43-57.

Ante esos registros, la derrota era inevitable para el Iberostar. Buen espectáculo, sin embargo. Propuso argumentos, fiel a su estilo, y plantó cara. El problema es que el Madrid tuvo uno de esos días con duende. Cerró el choque con 12 de 25 en triples. A lo que hay que añadir una rotación kilométrica (como el vuelo desde Kazán) que le mantuvo fresco como una lechuga. Llull y Bourousis no pisaron la pista hasta la segunda parte. Si entra el pívot griego (empezó frío y luego se entonó), Mejri debe salir. Matemática elemental. Contar con doce jugadores no siempre es una ventaja. El tunecino fue uno de los mejores al son que marcaba Sergio Rodríguez. Tres mates, luego un cuarto, porque terminó el duelo en cancha, igual que Campazzo. Exuberancia física y alarde de talento de la plantilla blanca, que sólo levantó el pie con 24 arriba a tres minutos de la campana: 66-90.

Los intentos de Sekulic en el tercer cuarto, que arrastraba una lesión abdominal, los neutralizó Rudy con un dos más uno y un triple, y luego Bourousis con cuatro puntos, y más tarde Nocioni con una penetración y su cuarto triple sin fallo (7 de 7 en Liga, aunque la estadística le quita uno en Tenerife). Fue la historia de Goliat contra David pero sin milagros bíblicos, la historia de la cruda realidad.