LOS ESPAÑOLES Y EL NUEVO CURSO

Serge Ibaka: la forja del tercer ‘trueno’ de Oklahoma

El hispanocongoleño comienza su sexta temporada en la NBA con los objetivos de dar un paso al frente y cubrir los huecos que dejen Durant y Westbrook.

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Serge Ibaka: la forja del tercer ‘trueno’ de Oklahoma

Esta temporada será la sexta de Serge Ibaka en la NBA. Casi nada para un jugador que llegó a la Liga estadounidense después de sólo un año en la élite. Y fue en la ACB, con el Ricoh Manresa (antes disputó dos campañas en L’Hospitalet de LEB Oro). Su ascenso en importancia tanto en su equipo como en la NBA también es un hecho asombroso.

El hispanocongoleño aterrizó en Oklahoma como uno más de los cientos de hombres que tratan de hacerse un hueco en el baloncesto norteamericano, pero ya desde su primer curso se vio que su condición física y su habilidad para tapar balones eran ilimitadas. Acabó con 1,3 tapones, 5,4 rebotes y 6,3 puntos en los 18,1 minutos que disputó de media en los 73 partidos que jugó y eso sólo fue el comienzo.

A partir de ese momento, Scott Brooks, entrenador de los Thunder, ya comenzó a contar con él de forma regular en el quinteto inicial y el internacional español no defraudó. Año tras año, sus números avanzan y el honor de ser el mejor taponador de la Liga recae una y otra vez en él, ya sea de forma oficial (2012 y 2013) u oficiosa. Sus magníficos saltos le convierten en uno de los favoritos entre fotógrafos y cámaras. Pero siempre se le ha pedido algo más, un paso adelante. Coger la responsabilidad de un equipo que, dominado por Kevin Durant y Russell Westbrook, parece no necesitar a nadie más. Un hecho falaz que se ha comprobado en las últimas temporadas, principalmente en la 2012-13 y en la pasada.

En la primera, la lesión del base (que ha pasado en tres ocasiones por el quirófano en los dos últimos cursos) en el segundo encuentro de los Playoffs por el título, tras chocar con Beverly de los Houston Rockets, dejaron a los Thunder en una situación dramática. Durant se encontró sólo y desbordado por la situación. Sería en ese momento cuando se solicitó un punto extra de entrega a Ibaka. No lo logró. Es más, a pesar de subir su tiempo de juego, descendió casi en un tanto de media y OKC cayó en segunda ronda ante la imperial pareja de pívots que forman en Memphis Grizzlies, Marc Gasol y Zach Randolph.

En la pasada temporada, la situación se invirtió. El que cayó lesionado fue Ibaka. Su presencia en las Finales del Oeste ante los Spurs fue una incógnita y los Thunder sufrieron el martilleo constante del ataque de los de Gregg Popovich sobre su zona en el segundo encuentro: 57,5 % de acierto desde la zona (33/49), lo significó 66 puntos en contra. Una barbaridad para una franquicia que aspiraba a todo después de acabar segunda en la Regular Seasson.

Ibaka regresó en el tercero y mostró porque gana 12 millones de dólares al año con 15 puntos, siete rebotes y cuatro tapones. Fuerza, empuje y dominio sobre la pintura en ambas canastas. Es decir, lo que se solicitaba del Ibaka: coger las riendas en los momentos que los dos extraterrestres que conviven con él pierdan fuelle, ese imán para hacer del baloncesto un espectáculo.

"Estuve esta temporada mucho mejor que en las anteriores y creo que cada año voy mejorando y quiero seguir haciéndolo para hacerme un lugar en el cinco titular y en el equipo", subrayó Ibaka en una entrevista con AS.

De esta forma, el ala-pívot debe forjarse esta campaña como el tercer ‘trueno’ sobre el que sostener a un equipo que puede tener el infortunio de perder a Durant y Westbrook en algún momento y que desea alzarse con el trofeo de la NBA de una vez por todas.

Porque las lesiones (el MVP de la pasada temporada se perderá dos meses), los traspasos y los malos días están a la orden del día. Eso serán los momentos en que Ibaka debe dar un golpe en la mesa. En los que debe justificar la confianza puesta en él a través de una suculenta renovación, que afectó a la marcha de James Harden, uno de los mejores jugadores de la presente generación, a los Houston Rockets. Ya no sólo valen vuelos espectaculares ni tapones galácticos.

Ahora es la hora de dar un paso al frente y continuar esa progresión que le ha permitido alejarse cada vez más del aro para anotar, multiplicando su variedad ofensiva. Es la hora de enseñar que cubrir el hueco de los ausentes no es un problema, sino una bendición para un chico que nació en Brazzaville hace sólo 25 años y que sueña con el anillo de la NBA.