Estados Unidos arranca al ritmo del trío Harden-Davis-Curry

No están LeBron, Kobe, Anthony, Durant, Chris Paul, Dwight Howard… Ni siquiera están Kevin Love, Paul George, Blake Griffin o Kawhi Leonard. El Team USA que inicia la defensa de su corona mundial en el Bizkaia Arena no es desde luego el mejor posible pero, nadie más podría permitirse algo así con tantas bajas, es un equipo tremendo, propulsado por el deseo de reivindicación de una generación joven que mezcla estrellas ya consagradas con otras a punto de dar el salto.

Mike Krzyzewski seguirá moldeando en la primera fase un bloque de purasangres liderado por los que apenas eran meritorios en Turquía 2010 y Londres 2012: James Harden, Stephen Curry y Anthony Davis, un kilométrico martillo pilón que aspira al MVP y que tenía 13 años la última vez que Estados Unidos perdió un partido oficial. Hace ya casi ocho años: 1 de septiembre de 2006.

Ambiente. Con Irving como titular y Rose en el banquillo, Estados Unidos jugará a mil por hora. Así será todo el campeonato, zancadas supersónicas en busca de la lucha por las medallas. El estreno es ante Finlandia, que juega el partido de su vida (no se medía a EE UU desde los Juegos de 1964) por mucho que sus legítimas aspiraciones de estar en octavos las tengan que defender ante el resto de rivales.

De momento, ha cumplido la promesa que le ayudó a obtener una poco prevista invitación para el campeonato: más de 7.000 finlandeses animarán a la autodenominada manada de lobos (Wolfpack), un bloque que, diferencia de mimbres al margen, no difiere demasiado del estilo heterodoxo de su rival: presión y riesgo en defensa, ritmo y mucho tiro exterior (Koponen, Rannikko, Salin y el eterno Möttölä) en ataque.