BARCELONA 96 - UCAM MURCIA 63

El otro Barcelona se divierte

Con una rotación totalmente distinta con respecto al triunfo en Estambul, el Barcelona abruma a un UCAM Murcia inofensivo. Pullen y los más jóvenes aprovecharon la ocasión.

Madrid
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El Barcelona tenía que ganar para no complicarse la pelea por ser cabeza de serie en la Copa. Claro que el año pasado no lo fue y se llevó el torneo, pero a priori parece mucho más deseable evitar en cuartos a Real Madrid y Valencia Basket. Así que ganó en un partido que fue poco menos que un entrenamiento entre dos salidas colosales en el Top-16: Estambul y Atenas. El UCAM Murcia se rindió al primer acelerón azulgrana y acabó zarandeado en un duelo al que le sobraron demasiados minutos. Un trámite que, quien lo diría, estuvo a punto de convertirse en uno de los partidos con más morbo de la temporada. Y es que si Pete Mickeal hubiera firmado unos días antes con el equipo murciano...

No fue así y se quedó en un divertido recital del Barcelona. Después de aquel récord en diferencia de valoración (176-12) ante el Valladolid, al Murcia le aplicó una medicina no muy distinta (143-39) un Barcelona totalmente distinto al que ganó al Fenerbahçe. Si en Estambul logró uno de sus mejores triunfos de la temporada, esta vez sumó uno de los más divertidos. Otra vez sin Navarro, entre algodones pensando en Olympiacos, y con una rotación totalmente retocada con menos de 72 horas de diferencia. Nachbar acompañó a Navarro en los descartes y Sada se vistió pero no jugó. Oleson apenas jugó 5 minutos (-5 de valoración) y Huertas o Tomic no llegaron a los veinte. Eso sí, el brasileño prolongó su sinfonía de Estambul con 9 asistencias en 18 minutos y a Tomic le bastaron 17 para irse a 21 de valoración. Más de la mitad de todo lo que acumuló un UCAM Murcia en el que sólo aprovechó la visita a plaza grande Augusto Lima, que durante casi tres cuartos jugó solo contra el Barcelona. El principio había destellado Woods y al final maquilló sus números Tillie, pero lo mejor que puede hacer Óscar Quintana es correr un tupido velo y pensar en lo que viene a partir de ahora. Ya con Mickeal.

Fue, literalmente, otro Barcelona. Liderado por los jóvenes (Abrines, Todorovic, Hezonja) y Pullen: el bloque que suele quedar a un lado en los partidos de primera magnitud, y apuntalado por un Lorbek que poco a poco se va pareciendo a una versión aceptable de sí mismo. Abrines vio el aro gigantesco (5/7 en triples) y Hezonja y Todorovic dejaron destellos de lo que tendrá que ser el Barcelona de mañana. Pullen, mientras, aireó las razones por las que juega poco en ciertos partidos (6 pérdidas) pero también enseñó lo que puede aportar con confianza y continuidad. Rachas incendiarias de anotación y uno contra uno al más puro estilo playground para partir la defensa en zona del Murcia. El estadounidense sumó 22 de valoración a pesar de esas 6 pérdidas (gracias a 18 puntos y 5 asistencias). Dato algo contradictorio en un partido repleto de ellos: al descanso el Barcelona tenía el partido inclinado (48-33, 72-19 en valoración) a pesar de que perdía 0-10 en rebotes de ataque y de que había perdido más balones (10-5). Nada que no pudieran solucionar unos, otra novedad, porcentajes absolutamente luminosos. Al cierre del partido, 92% en tiros libres, 50% en triples y 67% (era 80% al cierre del tercer cuarto, 75-47) en tiros de dos. La realidad es que el Barcelona salió del descanso con cinco puntos seguidos que cerraron cualquier conato de que hubiera partido (53-33, minuto 21).

Tanto en el tramo medianamente disputado del primer tiempo como en el correcalles sin tensión del segundo, se reivindicaron todos los que lo necesitaban en el Barcelona. Todos menos Lampe, que jugó 13 minutos en los que falló todo lo que tiró y cuando anotó fue centésimas después del final. Su único tiro bueno llegó fuera de tiempo, tal vez una metáfora de su hasta ahora mal traído paso por el Barcelona.