El Bilbao sigue en una nube y se lleva el derbi ante Baskonia

ACB

BILBAO 96 - LABORAL KUTXA 92

El Bilbao sigue en una nube y se lleva el derbi ante Baskonia

Bertans se erigió en estrella y culminó un partido muy intenso ante un Laboral Kutxa con poco carácter en el que Diop dio un ejemplo a las figuras.

Bilbao

El Bilbao sumó su cuarta victoria consecutiva en la ACB y no se baja de la nube. Fue un derbi colosal, vibrante, a todo o nada. La Copa ya no es una quimera. Hay un nuevo héroe en Miribilla: Bertans, colosal en la prórroga. Y el Baskonia sigue su curso de luces y sombras. El nivel de error tiende a cero si no quiere ver pasar un torneo en el que es santo y seña (la Copa). “No hay ningún pánico”, precisó Scariolo. Lo cierto es que tuvo que salir un crío (Diop) para dar ejemplo al resto de lo que es carácter y determinación.

Empezó el cuadro local con el viento que traía de su milagro europeo: 17:11, bajo la batuta maestra de Don Raúl López, que de saque hizo varias caricaturas de Heurtel sobre la madera de Miribilla. El derbi era un volcán, con todo el recinto echándose encima de Hamilton por irse al vecino. El norteamericano no se echó atrás en toda la matinal, pero por momentos se vio superado por el ambiente y las ganas. El choque citó a dos cincos a la vieja usanza, de cuando el físico era sólo algo auxiliar. Talento puro ofensivo. ¿Defender? Otro día si eso. Germán llevaba 5+5 a los siete minutos. El Bilbao se ajustó a los parámetros antiguos: tercer grado defensivo, concentración en el rebote, y el aderezo del talento de un base irrepetible como Raúl López y los pies de Fred Astaire del exestudiantil.

El Bilbao crece y no para. Y esa levadura de juego le pilla con el juez de la Copa aún sin dictar sentencia. Muy concentrado, el primer tiempo fue a pleno pulmón ante un Baskonia contemplativo. El 30-18 auguraba fiesta local. Hervelle fue el zapador y el equipo estaba muy equilibrado a partir de la referencia del cinco. Y el rigor atrás, hasta el punto que los vitorianos se comieron un ataque con 34-25. La primera rotación desde el banquillo fue fantástica.

El Laboral Kutxa cambió la cara, por otra más enérgica, tras el descanso: 47-44, tras un triple de Nocioni. Fue un cuarto muy físico. Ese lapsus local fue mínimo –algo en lo que va progresando- y la defensa se reactivó de nuevo. Scariolo sólo buscaba el recurso de Hamilton, que se fue empecinando en atravesar cuerpos y perdió la cordura. Un triple de Nocioni acercó el debate a tres: 47-44 a falta de 17:49. El derbi luego tuvo de todo: técnicas por simular falta en ataque a Bertans y Nocioni, leña de la buena en la zona, que enfrascó a Kavaliauskas con amenazas al niño Diop, y mucha emoción. El espigado pívot de 18 años era el recurso de Scariolo porque sus cincos habían adelantado los regalos de Navidad. Pleiss hizo tres faltas en poco tiempo y jamás sostuvo a Gabriel.

Baskonia se puso a uno con seis minutos para acabar (67-66). Bertans descansó un rato por acumular tres faltas y salió como un ciclón. Diop demostró su personalidad al irse al banquillo, con gestos enardeciendo a los seguidores baskonistas.

Los azulgrana se pusieron por delante por primera vez (tras la anécdota del inicio): 73-75, a -2:25 tras un triple de Hodge. Este pisó línea lateral cuando iba a penetrar en el tramo decisivo. Acto seguido Mumbrú metió una bandeja, taponada de forma ilegal. Con 80-77 restaban 8,3 segundos. Hubo falta a Hanga, que metió el primero y tiro a fallar el segundo. Hamilton cogió el rebote para buscar la prórroga. Aun quedaban 2,3 segundos y Raúl tuvo tiempo de recibir, botar y arrimarse a la épica. Su balón no entró. En la prórroga los Hombres de Negro demostraron su determinación, aunque cayó tocado Raúl. Siete puntos seguidos de un colosal Bertans, con muy buenas lecturas, encarrilaron el cuarto triunfo seguido en liga de los bilbaínos. El Baskonia aún pudo empatar a 87. Aquello era un mano a mano Bertans-Heurtel. En los tiros libres a los vizcaínos, con mucho más oficio para momentos calientes, no les tembló el pulso. Tras el 0-5, llega un 5-6: la Copa ya no es una utopía en Bilbao.

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